Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Moreno salió reforzado de la pandemia, de aquellas comparecencias desde el Palacio de San Telmo que generaban tranquilidad. La primera piel de plátano que pisó fue a cuenta de los regadíos de Doñana, una polémica que puso en jaque el mercado centroeuropeo, donde es muy alto el prestigio de productos agrícolas vinculados a la marca del Parque Nacional. Un sorpresivo acuerdo firmado con la ministra Teresa Ribera, rubricado con un paseo con las marismas rocieras de fondo, supuso el final a un período de crisis. Los niños de los colegios de los pueblos vitoreaban al presidente, la denominada vía andaluza se hacía eco en Madrid, el Sur era tenido en cuenta por sus características propias, por ir con la marcha de los tiempos y no quedarse anclado como tantas veces. Incluso el ambiente de las sesiones del Parlamento distaban mucho de la jaula de grillos de la Carrera de San Jerónimo. De pronto, el paraíso ha quedado congelado. Todo era demasiado idílico. La crisis de los cribados ha rebajado las expectativas, ha supuesto una obligada cura de humildad, ha puesto las orejas altas, ha disparado los nervios y ha dado munición a una oposición que no terminaba de hincarle el diente al Gobierno. Ocurre que también hay que saber ejercer la oposición cuando se trata de un asunto tan delicado, pues el objetivo primero es el de salvar vidas y cuidar de la salud, no restarle escaños al PP andaluz, ¿no? Algunos dirigentes de determinados grupos políticos podrían disimular las ganas de dañar al Ejecutivo, sobre todo porque la crisis ya es de por sí delicada. Han debido ser duros tantos años de juanmamanía, de cambios de líderes (PSOE, Vox y las marcas blancas de Podemos tuvieron que organizar relevos) y de la dificultad de encontrar huesos que morder. Las mayorías absolutas pueden tanto generar monstruos como dejar muerta durante largo tiempo a la oposición. Antonio Sanz es una buena solución de choque para la crisis en una comunidad autónoma que ya había situado la inversión por persona en sanidad por encima de la media nacional. El problema es de gestión en una política que exige resultados inmediatos, titulares convincentes y medidas de impacto. Parte de lo que era sólido se ha derrumbado e ignoramos el alcance. Es urgente esperar y darle tres meses a Antonio Sanz. Está por ver cómo se levanta Moreno de esta caída. Y si habrá o no un final con marismas azules, como reza la mítica letra.
También te puede interesar
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Qué clase de presidente o qué clase de persona
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
El mundo de ayer
Rafael Castaño
El grano
Lo último