Línea de fondo

M. Muñoz / Fossati

Para qué sirve el fútbol

24 de abril 2013 - 01:00

AHORA que dentro de poco vendrá la sequía futbolera (la Liga está decidida, Champions apura sus últimas aunque apasionantes jornadas, la Copa está a punto de resolverse) y pasarán meses sin más consuelo para el 'mono' del aficionado que las leves dosis que proporcione la Copa Confederaciones, es hora de preguntarnos para qué sirve el deporte del balompié, para qué ha servido desde que un grupo de amigos ingleses, mucho antes de la Thatcher, se decidiera a inventar un juego destinado a hacer historia.

El debate podría prolongarse, pero para ir abreviando pongamos por delante la conclusión: el fútbol no sirve para nada útil. Se dirá que aporta múltiples, e incluso pingües, beneficios a los directamente relacionados con él, futbolistas, empleados de los clubs televisiones, medios que viven de la competición. Pero esos son una gran minoría comparados con los millones de personas que forman la legión de aficionados de los cinco continentes, que no reciben nada a cambio de su pasión, de su interés, de su gasto en algunos casos por encima de la razón, de sus disputas familiares, del desprecio por parte de los que consideran el fútbol una simple jugada para distraer al pueblo ignorante de sus múltiples problemas.

Es decir, el deporte rey no sirve para nada más que para pasar largos ratos con los amigos, maravillarse con un toque sutil, pasmarse con la organización de un equipo para llevar en tres pases el balón desde el defensa hasta las redes contrarias... más o menos la misma utilidad que tiene un buen chiste, una buena película, un buen libro, una buena música, un buen beso, una mano a tiempo, una sonrisa que alivia, una mirada que promete, un olor de cocina, un brillo en el cielo, un atardecer mediterráneo o una risa fuerte y clara. Tantas cosas, como el fútbol, inútiles e imprescindibles.

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