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Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

La porra

EN una nutrida reunión de gente interesada, informada e inteligente, salió, como en todas las reuniones de este comienzo de verano, el estado de la política nacional. La conversación, inmediatamente, se deslizó de la perplejidad a los comentarios preceptivos, esto es, ésos que señalan (¿Deixis am Phantasma?) a los políticos lo que tienen que hacer impepinablemente.

Todo lo cual está muy bien y yo, desde luego, no puedo tirar la primera piedra. Hay, no obstante, un ejercicio más objetivo y más desconcertante, que ensayamos allí y que propongo aquí. Hacer una porra. A estas alturas de la película (¿comedia, drama, ciencia-ficción, dibujitos animados…?) ya hemos dicho todos lo que creemos que debería pasar. Estaría bien decir lo que creemos que va a pasar.

Al menos en la reunión de anoche resultó muy ilustrativo, porque nadie tenía ni idea. La imposibilidad moral de las terceras elecciones, tan posibles en realidad como cualquier otra salida, paralizan el análisis. Las variables son múltiples, sin embargo, y caben elecciones, dimisiones, ceses, pactos, abstenciones, minorías, coaliciones, elefantes blancos, etc. No sean tímidos: ¡hagan juego!

En un cuento de Borges, un condenado a muerte gasta su última noche imaginando lo que sucederá al amanecer, convencido de que es la mejor forma de evitarlo porque ha comprobado que lo que se imagina no ocurre jamás. El juego puede asumir esa imposibilidad, si se quiere, pero se trata del ejercicio intelectual de detectar lo más probable dadas las circunstancias, esto es, de limpiar nuestro análisis de deseos, antipatías y demás interferencias subjetivas.

De los 16 que éramos, sólo otro se atrevió a un pronóstico. Tratarían de que Rajoy gobernase en minoría para ir achicharrándolo a fuego lento en un Parlamento imposible, y él se negará a entrar en esa cazuela, prefiriendo unas terceras elecciones, donde arrasaría. Alguien objetó que él sueña con esa cazuela del gobierno en minoría. Yo, que soy un optimista irredento, pronostiqué un gobierno del PP con amplio apoyo parlamentario, pero al borde mismo de esas terceras elecciones, tras una negociación tan dura y tan a cámara lenta que se llevará por delante al líder del PP y al del PSOE, primero al primero, aunque el segundo esté mucho más muerto. El resto de los contertulios, en vez de participar en la porra, mandaron, elegantemente, a los políticos a la porra. Cambiaron de tema.

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