Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
EL otro día, en el Ateneo se reunían unos señores y tras un bravío debate y complicadas discusiones llegaban a una valiente conclusión: ¡La catedral de Cádiz no está terminada! Por Dió. Uno de ellos, teniente de alcalde perpetuo (socorro), de inmediato le echó la culpa al gobierno. Impasible el ademán, acusó a ese atajo de rojos radicales y ateos de excluir de las subvenciones estatales a la catedral de nuestra sonriente ciudad. "Mantener así la catedral por más tiempo es una afrenta a Cádiz" se dijo. Miré la wikipedia y resulta que afrenta es como vergüenza y deshonra. Completamente de acuerdo, estoy muy avergonzado y deshonrado, pero orgulloso de que aún haya personas sensatas que miren por los problemas reales de mi ciudad y que velen además por mi honra.
Los demás contertulios, más comedidos tal vez por tener estudios -catedráticos de Coincidencias, licenciados en Ciencias Inútiles y algún experto en Trivialidades Comparadas- optaron por la lírica y acordaron que hay que recuperar el pináculo de la cúpula de la catedral. Volví a la wikipedia y vi que "pináculo" es el remate piramidal o cónico de un templo. El debate llegó a su fin con la sublime conclusión de que "el resurgir económico, político y empresarial de Cádiz empezará cuando se construya dicho pináculo". Ha surgido la leyenda: la leyenda del pináculo. Tantos estudios, tanta polémica, tanto andarse por las ramas y estos han ido al grano; la solución a los problemas de esta ciudad era tan sencilla: el pináculo.
Estoy convencido que en cuanto lo pongan, todos los gaditanos tendrán casa, o al menos un loft, un Audi en la puerta y el Cádiz CF jugará la Champions. Estoy seguro porque las leyendas son así, muy suyas. Y estaremos todos forrados sin dar un palo al agua, viviendo del cuento, como pensionistas del pináculo. Confiemos en el pináculo, que pondrá a los barcos en cola delante de Astilleros, habrá dos Ikea -uno en el centro y otro en la Curva- y se volverá a abrir Delphi, Merchán y hasta Crédito Rucas. Lo mismo hasta se termina el pabellón deportivo del Parque, que mira que tiene mala pata: lleva casi el mismo tiempo en obras que la catedral.
Así que espero ansioso la próxima sesión del Ateneo. Quizá aborden la trascendental misión de si el pináculo debe ser rectángulo, triclínico o cónico. Mientras, cada vez que paso por la Catedral miro hacia arriba y veo, desolado, que aún no está el pináculo. Y Cádiz en ruinas.
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