Con la venia

Fernando / Santiago

El orgullo cani

10 de mayo 2013 - 01:00

NO voy a ponerme nostálgico sobre lo bien que vestía la gente hace años y lo mal que lo hace ahora, aunque tengo para mí que cada vez se cuida menos la manera de vestir. Insistiré en la idea, que ya he expresado en otras ocasiones, de que el verano es la peor época para el vestir: por causas que desconozco cuando llega el buen tiempo la gente tiene una tendencia casi suicida a la hora de arreglarse y se colocan encima cualquier cosa, desde una camiseta chunga a un bañador o unas chanclas.

Quizás el frío del invierno empuja al uso de abrigos y gabanes que como una capa, todo lo tapan. Lo cierto es que algunos ayuntamientos se han visto obligados a regular la manera de vestir por las calles para evitar que la gente vaya desnuda, semidesnuda, en bañador o similar por sus calles y plazas. Es una larga tradición municipal y no hay que escandalizarse. Mejor eso que lo contrario aunque alguno piense que es un grave atentado a la libertad de expresión perpetrado por un grupo de malvados fachas sin conciencia, como los liberticidas del Carnaval Chiquito, por poner un ejemplo.

El hecho cierto es que nuestros padres y nuestros abuelos se preocupaban por la manera en la que debían ir por la calle o para acudir a cualquier acto social. Podrían tener más o menos dinero, mejor o peor gusto, pero tenían preocupación por las formas. Ahora no solo no existe tal interés sino que hay una tendencia al feísmo y a la exhibición del macarreo. Los canis, las chonis, los angangos y angangas se han adueñado del espacio público y ahora arreglarse un poco es de retrógrados.

Si antes desde el más humilde al más encumbrado mostraban cuidado para elegir la indumentaria ahora vivimos el permanente Día del Orgullo Cani, la exhibición impúdica de cortes de pelo espantosos, pantalones cagaos, ropa interior por el exterior, tatuajes, piercings, camisetas de propaganda, chanclas de deo, gafas de sol sobre la cabeza y todo tipo de muestras espantosas alumbradas por el mundo moderno. Da igual que sea en la puerta de casa, en la playa o en la calle Ancha. Vivimos el emporio poligonero, el mundo choni que tan bien retratase el difunto Bigas Luna en Yo soy la Juani.

stats