La nostalgia improductiva

28 de noviembre 2025 - 03:06

Dicen algunos psiquiatras que quienes se divorcian y se reencuentran con el primer amor están buscando el retorno a una juventud idealizada. La clave no sería tanto la persona, como el regreso al período de la adolescencia, los días de estudios en la Universidad o los de convivencia en el primer ilusionante empleo. El pasado es un asidero o una rémora. Depende. La nostalgia es un sentimiento comprensible, pero en ocasiones puede ser un verdadero lastre. En Andalucía, por ejemplo, hay nostálgicos de los años de la larga hegemonía socialista. No aceptan todavía el cambio político, no han hecho la digestión, no quieren reconocer que el centro-derecha gobierna desde aquellas elecciones de 2018. Ocurrió como cuando de Juan Carlos I se decía que era el breve. Se mofaban y hacían chisten que lo ponían de tontorrón. Y resulta que pilotó el prodigio de la Transición, renunció a todos sus poderes y condujo a la nación a una democracia moderna. Otra cosa serán los errores posteriores, que bien está pagando la factura. La nostalgia improductiva impide la actualización, porque parte de la base de negar el cambio. Hay andaluces que quieren que el PP caiga cuanto antes del Gobierno para que todo vuelva a ser igual porque, en el fondo, ellos eran más jóvenes y adquirieron un sentido patrimonial de las instituciones. No valoramos aquí los aciertos o desatinos de los gobiernos de Moreno, sino la llamativa reacción de quienes siguen sin admitir que aquel PSOE no existe, que está lejos de ser otra vez el partido de la tierra y que la bandera andaluza no es ya patrimonio de la izquierda. Con motivo de los 50 años de la muerte de Francisco Franco, los nostálgicos han aflorado con indisimulada alegría y han formado una cofradía con más fervor cuanto más a la izquierda se situaban sus animosos penitentes. No se puede vivir permanentemente en los días azules de la infancia, en las tardes de la carta de ajuste en la única cadena televisiva, en la Andalucía de los años ochenta y noventa, en la de los señoritos a lomos de los corceles a la espera de que los Azarías de turno terminen de ajustar las botas de sus amos en los estribos. La nostalgia improductiva es un fenómeno más que curioso en la sociedad de las prisas. Tiene su mérito tratar de aferrarse a una versión caducada de la sociedad. Algunos persisten y adquieren ese tono gris, casi cetrino, de los televisores setenteros que se intentaban arreglar con un porrazo.

stats