El salón de los espejos
Stella Benot
La Transición andaluza
DEBO a Fernando Santiago una comida por una apuesta. Hace tanto que no recuerdo bien los términos, era algo sobre las últimas municipales. La debo todavía no por mi voluntad, no quiere cobrársela para que se la siga debiendo. Es así. El otro día estuvimos a punto de cerrar otra. Sobre si habría abstención de los socialistas o nuevas elecciones. No somos los únicos. Hay muchas apuestas. Un jamón, una comida, cosas así. Va en modo apuestas lo que está pasando en España, que dicen que es gravísimo. Esto de la abstención de los socialistas o las nuevas elecciones. No sé tú, yo algunos días creo que se abstienen once presuntos prostáticos y otros días pienso que habrá nuevas elecciones en diciembre. Es mi estadio último tras ver en la televisión al calmo e impertérrito Correa informando a los españoles, y al Tribunal que lo juzga, que había un triángulo entre Bárcenas, los empresarios y él. En el que Bárcenas conseguía las adjudicaciones y él cobraba las comisiones, una parte de las cuales llevaba a Génova, donde estaba más tiempo que en su despacho empresarial (suena raro, lo de llamar empresarial al despacho, ¿verdad?)y otra parte se las quedaba. Solía ser del 3%, la mordida, lo que traducido resulta que por cada 100 millones de euros, tres millones eran para los susodichos. Una pasta si se tiene en cuenta el valor final de las obras públicas adjudicadas.
Entonces, decía, empezaba a pensar que esta información obscena haría inviable la abstención. Los EREs son mucho más me han dicho cuando he expuesto mis escrúpulos. Es como para decir: ¿apostamos sobre los EREs?
La timba nacional cuando estemos en pleno fragor judicial, con los tribunales juzgando a los Pujol, los EREs, la Formación, Bárcenas, Granados y lo que vaya saliendo. Y algunos ampliando las expectativas y otros rebajándolas. Más apuestas. Y la sorpresa que resulte de la diferencia entre la petición de la Fiscalía y lo que fallen las Salas. Más los recursos y demás procedimientos para retrasar todo esto por si acaso.
Queda hacerse la apuesta uno a sí mismo toda vez que unas veces parece que y otras parece lo contrario. Es la España contradictoria en donde pasan cosas gravísimas. Como esta de que un tipo incrustado en el corazón del PP llamaba al propio del Ministerio correspondiente para que el empresario tal tuviera la adjudicación de la obra pública cuyo tres por ciento se repartiría con Francisco Correa por el sistema de pa mí, pa ti y pa los negritos, que se decía cuando entonces. Sin que el PP se diera cuenta de nada porque si acabó aquello fue por. ¿Apuestas?
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