Mirar para otro lado

04 de diciembre 2025 - 03:05

Dice Pedro Sánchez que él no sabía nada de la vida privada de Ábalos, como Felipe González, que se enteró por la prensa del GAL, o Aznar que todavía no se ha enterado que no había armas de destrucción masiva en Irak, Rajoy no sabía lo de los sobresueldos que entregaba Bárcenas, ni siquiera sabía quién era M.Rajoy. Pedro Sánchez no debería saber tampoco de las mordidas que cobraba Cerdán, Koldo y Ábalos, de los sobres que daba el PSOE, no sabía tampoco que Paco Salazar se pasaba con las trabajadoras a sus órdenes en La Moncloa, ni de los negocios de su mujer, ni de que su hermano vivía en La Moncloa. Nos habíamos acostumbrado a que Pedro Sánchez cambiase de opinión, ahora tenemos que aceptar que no se enteraba de lo que hacían sus colaboradores y su familia. Debe ser que los grandes próceres nunca se enteran. Carlos Díaz no sabía que un concejal suyo usaba dinero público para ligar con las ninfas, de los enchufes a los de su partido o que otros concejales colaban a la gente en el Falla de 20 en 20. Teófila no se enteró hasta muy tarde de un concejal que pasó de administrativo en Tabacalera a dueño de varios puticlubs sin solución de continuidad, o de los pagos en metálico a algunos concejales con el dinero del grupo municipal. Kichi no sabía lo que hacía Barcia, ni siquiera que había colocado a su novia en Eléctrica de Cádiz con el resultado de un boquete de siete millones de euros. Vale que Gervasio no supiese que diputados suyos habían colocado a cientos de chiclaneros en la Diputación, tampoco parece que en la Junta supiesen que el gaditano Fernandito Villén usaba la tarjeta de crédito de la FAFFE en diversos puticlubs, por no hablar del antiguo dirigente de Vox, el exjuez Serrano, de Rodriguez de Castro o Bahía Competitiva. Algún día se sabrá lo que guarda el conductor que tenía el PP en Puerto Real que al parecer conserva datos relevantes de visitas comprometedoras. El día menos pensado sabremos cosas de Germán Beardo como supimos de Saldaña, no es descartable algo de la concejala de Vivienda como hemos sabido del concejal de Servicios Sociales. Se ve que el peso de la púrpura impide a los grandes gobernantes estar al tanto de lo que hacen sus subordinados, o puede como la escena aquella del Lazarillo de Tormes donde el ciego se da cuenta de que su lazarillo come las uvas de tres en tres porque él las come de dos en dos y no dice nada. Los que venían a cambiarlo todo callan ante Monedero, Errejón o Martiño Ramos, el compañero de Yolanda condenado por violación a una menor que se fue a Cuba a hacer lo mismo.

stats