Miente Sánchez, mienten los ministros

23 de septiembre 2025 - 03:04

Todo lo malo se pega, y algunos ministros de trayectoria intachable, cuando su nombramiento apareció en el BOE, pronto dejaron atrás el recuerdo de lo que habían sido y copiaron lo más detestable del presidente: la mentira. Tenían en Moncloa un buen maestro, y para demostrar su supuesta lealtad no solo renunciaron a lo que siempre habían defendido, sino que mienten como si les fuera la vida en ello.

La última que se ha incorporado a la lista de mentirosos sin muestra de rubor es la ministra de Igualdad, Ana Redondo; y eso que llegó de Valladolid con fama de buena gestora y muy buen trato personal…

Hace tiempo que en el mundo de la abogacía se habla con preocupación de las deficiencias de las pulseras con las que se protege a las víctimas de violencia machista y se controla a los maltratadores; pero solo ahora se han conocido en toda su extensión y el alcance de sus consecuencias. Las más graves, la falta de seguridad para las víctimas y beneficios para algunos maltratadores.

Un ejemplo más de que la España actual no funciona. Es escandalosa la ineficacia de sus gobernantes, que además son incapaces de admitir que no saben qué hacer para que los ciudadanos se sientan protegidos y que los servicios públicos sean realmente servicios públicos.

Se ha hecho frecuente que los trenes no lleguen a tiempo o se queden parados en medio de la nada; pasar un control de aeropuerto es una aventura: se tarda con suerte, una media hora. Falta personal y nadie lo remedia. Realizar un trámite para un organismo oficial es imposible: se exige cita previa online, como si todos los ciudadanos españoles contaran con los medios para hacerlo, pero además es habitual el “no hay disponibilidad”, sin dar siquiera esperanza de que la haya en el futuro. Si se recurre al teléfono, jamás responde nadie. Si alguien decide acudir personalmente para solicitar la cita previa que le permita ser atendido, un segurata le impide la entrada. Con malos modos si el ciudadano le explica su urgencia. Ante el fiasco, algunos negociantes se las han arreglado para conseguir esas citas previas. Previo pago de unos euros.

Ante cualquiera de estos problemas tan enquistados que todo el mundo da por hecho que debe afrontarlos con paciencia y sin quejarse, en lugar de dar explicaciones rigurosas, las autoridades mienten.

Dicen que se exageran los problemas, y los más graves se los adjudican a gobiernos anteriores, cuando Sánchez lleva siete años gobernando. Mencionan campañas de desprestigio perfectamente organizadas y en el caso de las pulseras ha negado haber recibido quejas, hasta que se ha demostrado lo contrario. Incluso el Consejo General del Poder Judicial ha entrado en el debate para apuntar que hace meses alertó al Gobierno para que tomara las medidas adecuadas.

Ineficacia y mentira se han convertido en las señas de identidad del sanchismo.

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