Enrique / García / Máiquez /

La invisible línea roja

Su propio afán

18 de enero 2015 - 01:00

AL final, la serie Juego de tronos sí que va a tener enjundia para enjuiciar la rabiosa actualidad, como me habían prometido. Ya comentamos cómo retrataba la lucha a muerte por el poder entre unos y otros, por la espalda y sin límites, mientras que el verdadero peligro crecía fuera de los focos. Que se hayan solapado los atentados del yihadismo con una nueva convocatoria anticipada de elecciones en Cataluña lo demuestra. Europa se enfrenta a una amenaza global estremecedora y aquí los políticos se distraen con lo suyo, todos contra todos, y a ver quién gana.

Aún más importante, la otra advertencia de la serie. Juego de tronos encara un reto narrativo que consiste en que, siendo una historia de aventuras de capa y espada, es a la vez perdidamente posmoderna y procura no incurrir en ningún tipo de moralismo. Eso dificulta la nitidez del perfil de los héroes y las heroínas, que hacen gala tradicionalmente de una enhiesta columna vertebral ética. En un mundo como en el creado por George R. R. Martin, donde aparecen tan confundidos el bien y el mal, la caballerosidad y la nobleza parecen casi impracticables.

Pero sólo "casi", porque el autor soluciona el problema de un trazo magistral: dibujando unas delgadas líneas rojas de mínimos morales. La más constante es la crueldad con los bebés y los fetos. Allí donde el mal es auténticamente malvado, se apuñala a las embarazadas en el vientre o se sacrifican recién nacidos a las fuerzas oscuras o se impone el despedazarlos como prueba última de obediencia ciega. Es un acierto del escritor haber marcado ese límite, porque necesitaba uno para sostener el temple de su historia, y no hay otro más elemental y mínimo y, al mismo tiempo, más poderoso e indiscutible.

Lo cual nos devuelve al análisis de nuestra sociedad, con un inesperado reproche. El informe "El aborto en España. 1985-2013" que acaba de hacer público el Instituto de Política Familiar constata que en España se produce un aborto cada 4,8 minutos, 12 abortos cada hora y 298 abortos al día. El número de abortos en el 2013 equivale a la población de Cádiz capital casi al completo y el número desde 1985 supone la población conjunta de Navarra, Rioja y Cantabria. Hay quien me recuerda que Juego de tronos es una serie cruel y sangrienta, y lo es, pero menos que nuestro día a día. Y encima nos falta esa línea roja en nuestra conciencia; y héroes dispuestos a cambiarlo todo.

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