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Sin necesidad de leerlo, que ese deberá ser otro juicio, el libro de memorias que acaba de publicar en Francia el rey Juan Carlos y que pronto aparecerá en España es un error desde cualquier punto de vista que se considere. Demuestra que el monarca, en exilio voluntario en Abu Dabi, recibe pésimos consejos de su círculo de confianza. No es una cuestión menor, porque sus errores no son los de un ciudadano normal: cada vez que se equivoca le hace un serio costurón a la Monarquía y sabotea la labor que tanto le está costando conseguir a su hijo.
Es un error para el propio Juan Carlos, que no arregla con ello ninguno de sus problemas y que hunde aún más su castigado prestigio. Si quería reivindicar su papel clave en la traída de la democracia a España tenía múltiples posibilidades antes que envolver todo ello en un rastrero ajustes de cuentas con su nuera, en mentiras clamorosas o en silencios que hablan claro. Juan Carlos no debería tener otro objetivo para los que le queden de vida que intentar, mediante la discreción, poner en valor el legado de la primera parte de su reinado para que prevalezca sobre los muchos errores de la segunda parte de su vida.
Además, el libro causa un daño innecesario al Rey y al conjunto de la Familia Real. Deja al descubierto, una vez más, la profunda fractura entre Felipe VI y su padre. Un foso que marca el reinado de Felipe y que, hoy por hoy, supone una rémora en el camino que ha emprendido para volver a conectar la Monarquía con los ciudadanos e intentar blindar su permanencia en el tiempo a través de la princesa de Asturias. Que Juan Carlos aparezca como un boicoteador, por activa por pasiva, de este proceso es un disparate incomprensible.
En tercer lugar, desde el punto de vista de la aportación al estudio histórico de un periodo clave en la historia reciente de España, el libro es irrelevante. Se puede afirmar que no será muy citado en los estudios que aborden su largo reinado. La razón es bien simple: Juan Carlos no puede contar, ni podrá nunca, todo lo que sabe sobre el final del franquismo, el 23-F, sobre los negocios que se hicieron desde la Zarzuela o incluso sobre su agitada vida amorosa. El libro tiene solo el valor que le puede dar lo que ha dado en llamarse el salseo.
Se lo podría haber ahorrado.
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