La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
PLANEA sobre la eliminatoria que dirimirán desde este domingo el Cádiz y el Hércules una alargada sombra de revancha que algunos matizan adjetivándola de deportiva y que otros, directamente, azuzan casi como si se fuera a rodar en los dos estadios la cuarta parte de El Padrino. De todo, como en botica, hay en las redes sociales.
Porque de las deudas deportivas que campean por España, la que el Hércules se quiere cobrar a costa del Cádiz ha despertado estos días después de permanecer dormida, que no olvidada, desde hace ahora un año. Los alicantinos, que están en su derecho, no olvidan el discutido gol de Airam en el Rico Pérez ni el discutido penalti sobre Servando en Carranza. Aunque sí parecen haber olvidado la fallida ocasión de Portillo en el último suspiro del partido de vuelta.
Es como si el Cádiz, cuando juegue con el Lugo -ojalá que dentro de unos meses-, quisiera recordar los fallos arbitrales del primer partido y olvidara aquella alineación equivocada , el penalti fallado en la vuelta o las tres sustituciones simultáneas. Y es que el resultado final en el fútbol suele ser el fruto de un cúmulo de muchas circunstancias y no de una sola.
Casi por el mismo motivo, hay en Cádiz quienes, aún, quieren cobrar al Hércules aquel fatídico descenso con el penalti del sinrazón vilipendiado Abraham Paz, cuando los alicantinos fueron meros espectadores en un partido en el que, con toda la razón, no quisieron perder. Mejor que el Cádiz mire al partido anterior, el del Sevilla Atlético. Aquel fue el día en que su inoperancia le hizo descender a Segunda B.
Con ganas de revancha o sin ellas, la eliminatoria que comienza el domingo en Carranza no debe tener más objetivo que el de convertirse en una fiesta deportiva, por mucho que ya sabemos que un equipo triunfará y el otro, con su afición, quedará condenado a penar un año más en el infierno de la mediocridad.
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