
La colmena
Magdalena Trillo
Machos alfa
El balcón
Mi nieto de seis años tiene su propia versión sobre el asunto: “Santos Cerdán se disfrazó de Pedro Sánchez, se vistió muy guapo, se puso una camisa y una corbata bonitas, una chaqueta y unos pantalones bonitos, unos zapatos negros, robó y ha ido a la cárcel”. ¡Qué idea! Aunque no sé cómo pudo hacerse pasar por guapo Cerdán. Y cómo no se dio cuenta el líder de que el disfraz era una patente de corso. ¿Por qué este tipo de individuos oscuros prosperan en los partidos, a derecha o izquierda, de una punta a otra del país? Un Bárcenas de Huelva o un Cerdán de Navarra. El Partido Socialista no puede enmendar la frustración de quienes votaron a Sánchez como un mal menor frente al riesgo de una deriva reaccionaria.
Ni mayores controles contra la corrupción, ni un código ético más severo, ni los relevos que apruebe hoy un obediente Comité Federal van a corregir la tendencia al alza del partido conservador y el gran auge de su escisión de extrema derecha. La gobernanza del PSOE no cambia. Sigue mandando solo uno, el mismo. La derecha tiene ganada la posición para las próximas elecciones, cuando quiera que sean. Ya las ha perdido el presidente obsesionado con pasar a la historia. Sánchez tenía una fecha en la cabeza; el 21 de abril de 2026 rebasaría el tiempo de estancia en la Moncloa de Aznar. Ya ha superado a Suárez, Calvo Sotelo y Rajoy. Le faltan siete meses para alcanzar a Zapatero, y diez meses y medio para pasar a Aznar. Y quedaría colocado detrás del inalcanzable Felipe González. La duda es si será capaz de conseguir ese récord.
El presidente descarta dimitir como en 2023 el primer ministro portugués António Costa o el canciller alemán Willy Brandt en 1974, con responsabilidades menos comprometidas. La fecha de las elecciones a lo mejor la decide Juan Manuel Moreno, cuando convoque las próximas andaluzas, incluso adelantándolas para retar al rival. El PSOE no puede permitir una debacle en Andalucía que precipite un desastre aun mayor en las siguientes generales. Así que Sánchez tendría que hacerlas coincidir. De aquí a entonces, estará achicando agua. Tiene a toda la derecha política, mediática, eclesiástica, judicial y económica al abordaje y ha tenido un autosabotaje en su santabárbara. Se ha quedado sin pólvora y sin barco. Y sus dos últimos contramaestres son personajes tan famosos que hasta los conocen niños que todavía no han entrado en Primaria.
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