Bendito centro

11 de agosto 2025 - 03:04

Hace unos días leí que se está gestando un nuevo partido de centro para las próximas elecciones generales. Se autodenomina “España mejor” y contaría con los rescoldos de Ciudadanos. No sé si es bueno para la derecha, para la izquierda y para la sociedad. Todos recordamos cuando Inés Arrimadas ganó en Cataluña y decidió venirse a Madrid, cuando Albert Rivera teniendo en su mano cogobernar con Pedro Sánchez, se cerró en banda y dilapidó su resultado electoral. Todos los partidos de centro nacen de la necesidad y terminan siendo puramente coyunturales.

La política actual, cargada de tacticismos y evasivas, quizás necesite el revulsivo de un partido que devuelva a Puigdemont a la marginalidad, que ponga en evidencia que el precio que nos ha hecho pagar Sánchez por su sillón ha sido demasiado alto y que enseñe a Feijóo que desde la pasividad no se resuelven los inaplazables problemas que padecemos. Un nuevo partido por el que los votantes recuperen cierta ilusión y el “y tú más” ya no sirva. En abstracto, el centro es deseable y coloca al bipartidismo frente al espejo de sus miserias.

Si descendemos a lo concreto quien se ve más perjudicada es la derecha. Primero porque da al traste con esa moderación, esa premeditada indefinición, esa contradicción entre el temple y las inevitables alianzas con Vox. El equilibrismo que el PP ha sostenido hasta ahora. Repitiendo errores pasados vuelven a presentarse a las próximas elecciones diciéndonos que quieren gobernar solos, pero sin explicarnos qué harán si no lo consiguen. Lo peor es que la división entre partidos siempre genera pérdidas en el actual sistema electoral. Para Sánchez podría ser una buena noticia. Limpiaría su pasado de pactos imposibles. Le daría un aire insospechado de sensatez y, obligado por el centro, podría realizar reformas ineludibles para la restitución del prestigio y dignidad de instituciones. Para la ciudadanía el centro puede ser un nuevo desengaño. La promesa de lo mejor y la confirmación de que una cosa es predicar y otra dar trigo.

La llegada de un partido de centro debiera traer la exigencia de cambio de la ley electoral, de la financiación de los partidos, de la renovación del CGPJ, de limitación de mandatos, de supresión de aforamientos. Una línea común a todos los partidos para rearmar los cimientos de nuestra democracia. Una nueva e histórica Transición. ¿Será posible?

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