Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

El balcón

Uno de los daños colaterales de la pandemia es que se acabaron los ecos de sociedad

Solo notas lo importante que es algo para ti cuando no lo tienes "no hay nada más bello que lo que nunca he tenido ni nada más amado que lo que perdí" que dejó escrito Serrat. Me pasa con las fotos de Ignacio Casas en El Balcón. Siempre estaba atento a las últimas páginas del periódico para ver la intensa actividad social de la ciudad, para los que creían que estaba muerta. Ahora que no hay actividad social alguna es cuando nos damos cuenta que somos una ciudad (un país) de porteras y que a todos (especialmente al periodismo) nos gusta mirar por el ojo de la cerradura para saber lo que hacen otros. Nos damos cuenta de la cantidad de jubilaciones que había en Cádiz, quizás porque es una ciudad de gente mayor o es que nos estamos jubilando los hijos del llamado bay boom, los que empezamos a trabajar en los 80, de manera especial en la administración(por aquello del trabajo fijo). No había día que no hubiera una jubilación en Cádiz. Las pobres de Caty y Margara tenían su fiesta para el día 23 en el Club Alcázar y la van a tener que suspender, con la de meses que llevaban preparándola. También aprendí en El Balcón que hay unas eventos tan extravagantes como las "Fiestas de la mayoría de edad", aunque como en el Principio de Incertidumbre de Heisseberg no sé si es el hecho de que Ignacio Casas lo sacase mucho lo que ha provocado la moda. Yo debo ser un mal padre porque no le hice una a mi hija. Bien pensado mi padre tampoco nos la hizo a ninguno de sus hijos (al menos los reconocidos, como él mismo diría). En Hispanoamérica es la Fiesta de los 15, que en algunos países es muy importante para las chicas , se lo toman casi como una boda. Antiguamente era la Puesta de Largo o El Baile de Debutantes, que según parece todavía en vigor entre la alta sociedad anglosajona. Tiene que habé gente pá tó, dijo el torero. No solo la gente que alquila locales y las empresas de catering habrán visto mermar sus ingresos, es que ya no podemos ver cómo crecen los niños de los amigos y cómo se jubilan los compañeros. Alguna vez Ignacio sacó actividades de las pititas que le gustan a él mientras que en la página de atrás del periódico alguna de ellas había ido para el Mancomunao.

Han dejado de celebrarse inauguraciones de exposiciones variadas, presentaciones de libros, bodas de oro e incluso conferencias. Ya no se puede decir aquello de "cuando las ocho dan o das una conferencia o te la dan". Uno de los daños colaterales de la pandemia es que se acabaron los ecos de sociedad. Ni siquiera han aumentado las esquelas.

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