de todo un poco

enrique / garcía-máiquez

Podemos (sonreír)

LA primera vez que vi a Pablo Iglesias fue en la cabina de las votaciones de las europeas, en su papeleta, con su coleta. Flipé. Flipé más con los resultados, y decidí que tenía que ver la tele, que es el microondas donde se hornean los movimientos de masa. Lo confieso compungido por mi descomunal despiste mediático. Y también como prueba de que mi relación con Podemos empezó con una doble carcajada: la dedicada al careto de Iglesias y la dedicada al careto que se me quedó cuando sus millones de votos.

Aún colean los ecos de aquellas carcajadas. El pánico de los grandes partidos ante el ascenso de estos antisistema sistemáticos es un puro síndrome confusional. Están atrapados en un círculo vicioso: tienen que perseguir la corrupción, que es el combustible de Podemos, pero al hacerlo, siendo la corrupción tan suya, resultan perseguidos. A ver cómo se sale de éste, que, de todos esos círculos de Podemos, es el más redondo. El pasado no se puede borrar y espera a los partidos grandes en el futuro. No les queda otra que el recambio generacional. Podemos está actuando como el impulsor de un regeneracionismo a regañadientes y marchas forzadas (y tan forzadas).

Algún amigo severo me reñirá por esta sonrisa, pero no la puedo evitar. Podemos llorar, claro, pero ya lloran demasiados. Y yo veo muy remoto un futuro bolivariano. Para Podemos, cualquier pacto con el PSOE sería el abrazo del oso. Y si se escabulle del beso socialdemócrata, el PP y el PSOE pactarán seguro, o motu proprio o instados por la Unión Europea, para cerrarle el ascenso al poder. La posibilidad de esta gran coalición pone de los nervios, como es lógico, al PP y al PSOE, porque se les acaba el dúo Pimpinela. A nosotros, en cambio, no ha de importarnos mucho, pues en realidad apenas difieren: el mismo afán recaudatorio (que Podemos poco podría agravar), la misma actitud negociadora con los nacionalismos, la misma indolencia moral (la ley Aído-Rajoy), análoga corrupción, el mismo reparto de las instituciones… Si pactan, veremos cuánto se parecían.

Y veremos entonces también el ascenso definitivo de los partidos minoritarios. Quizá los grandes tapados de toda esta situación sean Ciudadanos, UPyD y Vox. Si Podemos se acercase al gobierno, PP-PSOE le cerrarían el paso a una, abriendo campo para otras alternativas sensatas y democráticas. La cosa no es tan seria (menos para los populares y los socialistas).

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