La ciudad y los días
Carlos Colón
Suspiros de Sánchez
CON la carrera espacial se ponen en funcionamiento los satélites artificiales. En el año 1957 fue la Unión Soviética la que lanzó el primero de ellos, llamado Sputnik 1, que marca el inicio de una serie de lanzamientos espaciales entre dos superpotencias.
Desde entonces, y hasta la fecha, se han estado enviando constantemente satélites artificiales a la órbita terrestre. La Red de Vigilancia Espacial (SNN) ha detectado 26.000 objetos orbitando la Tierra, de los cuales alrededor de 8.000 son de fabricación humana. En la actualidad se contabilizan unos seiscientos satélites que están en funcionamiento, el resto son conocidos como chatarra espacial.
En este tiempo el tamaño y las funcionalidades de los satélites también han cambiado. Las telecomunicaciones son ahora el uso principal de los satélites. Recibir y reflejar señales es algo que se nos antoja tan cotidiano que a veces se olvida la dificultad que encierra. Hoy en día, de forma casi inmediata se puede establecer comunicación telefónica con un país distante, o ver la televisión vía satélite, o incluso utilizar internet casi en cualquier lugar. Elementos imprescindibles de nuestra época que hacen necesario mantener un sistema satelital cada vez más complejo.
El tamaño también importa en estos asuntos, y los satélites que en principio eran como una casa o un coche, consiguieron disminuir su envergadura a la de una lavadora. Los nuevos satélites son ya miniaturizados, y a este grupo pertenecen los picosatélites. Con un peso de entre 100 gramos y 1 kilo se están imponiendo en el espacio. Reciben el nombre por el prefijo pico, que hace referencia a una billonésima parte.
Sin embargo, el lenguaje habitual funciona al revés. Cuando algo es caro es porque cuesta un pico. Si es más caro ya pasa a valer un buen pico, y lo siguiente en la escala es un riñón.
Una empresa española está trabajando en el mecanismo de despliegue de las antenas de un picosatélite. Algo que han patentado y que está teniendo una gran expectación. Esperemos que les vaya bien y que con su invento ganen un buen pico… pero no de satélite.
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