LO miraba con atención. A Pedro Sánchez el domingo con Jordi Évole. Sé que todo lo de la tele, casi todo, se arregla con antelación. Digo la posición de la cámara, la iluminación, el maquillaje, los planos. Inclusive las preguntas. Magnífico el tono mesurado, humilde del ex secretario general socialista. Y lo que dijo, porque no hubo improvisación. No le arrancó ningún secreto ni noticia oculta. Estoy convencido de que fue a lo que fue y lo que dijo, lo dijo porque lo llevaba para eso. Lo de la gran empresa que se oponía a su pacto con Podemos, lo de Susana Diaz, lo de El País… Esto último ha sido lo más comentado, que un responsable del periódico le anunciara el infierno si seguía buceando en el mundo de Podemos y los separatistas. Ea, ya sabemos lo que sabíamos. Todo el mundo pretende influir y El País, también. Del mismo modo que otros también influyen sobre El País, por supuesto. Y mirado desde cierta óptica parece lógico. Porque de lo contrario seríamos sumisos, obedientes, lanares. Y tampoco se trata de eso. Si votar solamente no cubre el seguro de catástrofes pues algo habrá que hacer. Y sin embargo de lo que no se habló así directamente es de resultados, de los resultados a la baja que el socialismo democrático español ha sufrido con este secretario general, sin que ello le haya hecho desistir, asumir y aceptar las responsabilidades. Que en la política democrática se llama dimisión. El dimitido 'malgré lui', cuando encuentre agua en la piscina, según confesó, y vuelva a ponerse el bañador de la competición, empezará a nadar contra corriente. Ya algunos lenguaraces hablan de su propósito de romper el partido en dos, el suyo y el de la gestora. Y, por supuesto, el Grupo Parlamentario. Todo lo que nace, muere. Así las personas, los imperios, los partidos políticos. La militancia arriscada, encantada. Dice no sentirse representada por unos dirigentes a la derecha. Que ha aflorado estos últimos días con las votaciones en las agrupaciones socialistas a favor del NO a Rajoy, a quien van a hacer un héroe. Porque todos contra Rajoy y el gallego, que aguanta más que un buzo, acaba de ser designado por el parlamente español nuevo presidente del Gobierno por cuatro años. En principio. No ha podido contra él ni los escándalos de corrupción, insufribles, ni las políticas de recortes de los tiempos malos. Porque los votos han influido, sonrío. Porque ha ganados las dos últimas intentonas electorales. Y subiendo además, mientras Pedro Sánchez bajaba. Ahora va a lo que va, que lo sabrá Pedro Sánchez. Espero.