No hay una noticia que más me guste que la apertura de un nuevo freidor. Es como si el bien triunfara sobre el mal, la felicidad en cartucho, un nuevo desafío del más adobo contra el mac pollo.

Si hay gente que le gusta besar la bandera en la plaza de La Catedral yo sueño con besar el papel de estraza que envuelve el cazón en adobo del freidor de Las Flores, padezco de patriotismo frito. Si llevara chaqueta, costumbre de la que adolezco lamentablemente, luciría en el pecho un pañuelo impregnado con una gotita de vinagre de Jerez y unos granitos de comino y orégano al cincuenta por ciento.

Por eso cuando la taberna El Manteca ha anunciado que abre un freidor me ha parecido que estamos ante la noticia del año en lo que es el mundo achocado, todo lo referente a los chocos fritos. No es broma, Pepe y Tomás Ruiz, los hijos de Pepe El Manteca, han anunciado que abrirán un freidor de pescado justo enfrente de donde tienen la taberna, en el Corralón de los Carros, en los bajos del local que está en obras, una gran idea.

Además pondrán en marcha un freidor a la manera tradicional, de los de despacho, nada de barra adjunta ni bar adjunto, freidor de escaparate de cristal de esos que resisten valientes el impacto de las ruedas de pescada cuando las lanza con fuerza el gallego, como los bloques del Campo del Sur resisten el embestir de las olas (poesía de fritanga).

Los freidores parece que resurgen en la provincia de Cádiz y que ponga uno en marcha El Manteca, uno de los establecimientos con más seguidores de la provincia, le dará al sector muchos ánimos y seguro que anima a otros empresarios a poner en marcha establecimientos similares en otros puntos de la provincia, o fuera de ella. Me consta que en Sevilla, por ejemplo, también hay mucha devoción al cazón en adobo.

En los últimos años se han abierto unos cuantos freidores en la provincia de Cádiz y los que había, algunos fundados en el siglo XIX como El Deán de San Fernando, El Veedor de Cádiz o Casares en Puerto Real, parece que han resistido la crisis y afrontan el futuro con optimismo.

El freidor, junto a los tabancos en Jerez o los güichis en San Fernando, son unos establecimientos muy ligados a la provincia e impulsar estos sitios que nos hacen diferentes es un valor "añadido" para la zona. Ya lo único que haría falta es que en los proyectos de remodelación de cruceros que hace Navantia se incluya en los barcos un freidor. ¿Tú te imaginas lo que tiene que ser mirar Miconos desde el barco en un crucero comiéndote cuarto y octavo de choquitos?

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