Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
NO acaba de arrancar el Cádiz de Antonio Calderón. Cuando no es una cosa es otra y después de cinco jornadas disputadas tan solo una victoria y cuatro empates tiene el equipo en el saco. Pobre bagaje desde luego para alguien que aspira a ser primeros de grupo. No conozco las interioridades del vestuario ni la manera de pensar de jugadores y técnicos, pero llevo ya tiempo sospechando que a este equipo le hace falta un cambio de mentalidad. Lo noto en como se van los partidos y en ciertas declaraciones. Por un lado los jugadores y el técnico saben de sobra que se espera bastante más de ellos y prometen una mejora que no acaba de llegar. Por otro lado se intenta buscar el lado positivo desde la negatividad. Me explico. Hay quien justifica el mal arranque diciendo que, pese a todo, tan solo estamos a tres puntos del líder, y es verdad. Lo que pasa es que si le damos la vuelta a la tortilla, con un poco más de oficio y tres o cuatro puntos más, ahora estaríamos líderes a con el segundo clasificado a dos puntos. Creo que ese tiene que ser el camino. Buscar las alturas y que sean los demás los que miren desde abajo.
El problema de todo esto es que hay veces en que no nos creemos lo que somos y otras veces nos creemos lo que no somos. Hay días en que el equipo se cree que va a ganar solo con el escudo de la camiseta y otros días, cuando tenía que sacar pecho de esa superioridad ante rivales más endebles, se nos va la fuerza como una casera abierta. Que sí, que es verdad que a estas alturas de la liga no hay nada perdido y que nadie ha ascendido todavía en seis partidos de competición, pero la puñetera experiencia en Segunda B nos dice que aquí todos los puntos son de oro y nos podemos acordar luego de estos puntos que se nos están yendo de manera tan tonta.
Y también creo que es importante que los jugadores asimilen que aquí no existen manías contra nadie. Es solo que la grada exige al máximo desde el minuto uno de la competición y los resultados no son los que nadie esperaba. Y la historia se repite. Sabemos que tenemos que mejorar y bla, bla, pero pasan los partidos y la mejoría no llega.
Y hoy toca otro partido de los que mejor no pensar en la derrota, que por otro lado no es ninguna utopía. El Cádiz se está metiendo en pocas jornadas unas prisas que no son buenas. Y más allá del resultado en la tabla, que evidentemente no es malo del todo, está sembrando de nuevo dudas en una afición que había vuelto a ilusionarse con una temporada que debe ser la definitiva para salir de la Segunda B. Pues, por ahora, más de lo mismo.
Y es una pena. Porque el proyecto es serio, con gente dispuesta a por los medios necesarios para volver al fútbol profesional y de momentos los resultados no acompañan. Esperemos que hoy en Murcia se empiece a cambiar el rumbo de la temporada porque de cosechar un nuevo traspiés la cosa se pondría fea y la semana que viene recibimos en Carranza a La Hoya, un equipo cuya rima no me gusta nada.
Así que más nos vale ponernos las pilas ya.
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