Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
CUANDO últimamente me siento ante el ordenador veo nubes ante la ventana, nubes reales de copa arbórea, ebúrneas, albas. Nubes bien vestidas de nube, vaporosas, vagarosas, cinerarias y altivas, que es actitud de nube y no de adalid de las artes, que entre ventana, de ventus, y nubes, recuerdo el añejísimo y poco recurrido adagio, tener ventana al cierzo que es viento áspero y desagradecido, viento enturbiador de vidas y letras y que significaba, tener mucha vanidad u orgullo; ser propenso a resoluciones enérgicas o airadas. Con los tiempos que corren. Como ven es justo rescatarlo. Ahora. Cuando la educación es tan deficiente que aparecemos en la lista europea donde informan de los listos, los terceros por la cola junto con Eslovaquia y la República Checa.
La otra tarde, a la salida del programa Desde mi cierro, tomando café en el bar "el Polígono", me enseñó Chamorro, mi amigo y doctor en tantas cosas, un artículo, magnífico, emotivo, evocativo sobre los enseñantes que tuvo, cuando la educación era más dura y seria y terminaba uno sabiendo que tiene treinta y tantos músculos encapsulados en la muñeca, la gramática al completo, latín y griego y clásicos, -la única lengua muerta es el olvido- y el amor, el acto de perpetuar la vida para nuestros prójimos con todas sus instrucciones y consecuencias.
Tengo muchos amigos en la enseñanza, mi hermano Tuero con su emotiva evocación de María Adela, Carlos Sánchez, telegráfico y serio o Enrique Montiel, mi admirado amigo y mejor escritor, que saben que el amor a la lengua y a los alumnos era básico para ejercer una profesión penalizada ahora con descuentos y ampas y siempre -desde Felipe González- en planes analfabetos dentro del alfabeto, y yo me entiendo, que así quedamos de colistas sin orgullo europeo y títulos otorgados por una arbitrariedad ciega y estúpida, con más carencias que indigencias.
El problema actual, no obstante, además de la baja intensidad académica es que nadie escucha a nadie. Por descalificación. Por descrédito. Por desánimo. Por…Y el alumno que no estudia no estudiará, y dirá trajieron por trajeron, losillo por husillo, y amoto y amocafre, y graso error y largadera y… Y el diccionario será un instrumento de tortura y un libro extemporáneo, y una imposición y no un elemento de apoyo.
Pienso que no hay nada que sea más nuestro, más posesión personal, más exclusivo e intimista, que nuestros pensamientos. Más grandes y seguros mientras más se soporten sobre la cultura, igual que flor y fruto, que amor y alma.
Eso es lo que pretendemos. Que sean personas formadas, para que acepten su vida y no la deformen, no la hipocritéen en consecuencia, que sean ese tanto por ciento del fluido que desalojan y no el lodo del vacío de lo que no quisieron obtener. Y 0bservo lívidas dunas nubosas sobre el freelance del cielo.
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