Editorial
Congreso del PSOE: manual de resistencia
El balcón
La crisis con Argentina ha pasado, fugazmente, por el Parlamento regional. No es broma. Los caminos de la motosierra son inescrutables, vaya por dios. Cegado por el culto a su jefe máximo, el PSOE andaluz le ha pedido a los demás grupos una declaración institucional en favor del honor de Begoña Gómez y apoyo a la democracia española y sus instituciones. Padecemos desde hace décadas una desmedida afición en el Parlamento por las querellas nacionales. Así evita este gobierno autonómico, como los anteriores, que el debate se centre en sus responsabilidades. No le han hecho ni caso al ardor pedrista de Espadas, pero él ha cumplido.
Otra cosa es Milei. Puente se equivocó; lo del presidente argentino no tiene nada que ver con sustancia alguna. Es un don natural para la provocación y el insulto. Sus actos causan vergüenza, escándalo o entusiasmo, según el tipo de público, pero están lejisimos de cualquier parámetro europeo. Milei opina que los estados son organizaciones criminales que roban a los ciudadanos los impuestos. Eso sí, paga con fondos públicos su viaje privado a España. Puente se equivocó además metiéndose con un loco camorrista profesional. ¡Cuidado con el matachín!
Pero también, cuidado con las sobreactuaciones. Ya todo es campaña electoral para el 9 de junio. Ahí encaja que el presidente Sánchez haya decidido retirar a la embajadora en Buenos Aires por el honor mancillado de su esposa. Exagerado, aun considerando que los insultos y falsedades de Milei en el congreso de la extrema derecha internacional merecían una seria protesta. La respuesta ha sido desmedida, como le han recordado a Sánchez la oposición y sus socios de investidura o de gobierno. No retiró embajadores ni de Moscú, ni de Tel Aviv, con más motivos. Esta batalla dialéctica beneficia a Vox, perjudica al PP y aprovecha al PSOE.
Hay precedentes grotescos a la fallida declaración del PSOE en el Parlamento andaluz. La Junta Suprema del Principado de Asturias le declaró la guerra a Napoleón en 1808. Y la granadina Huéscar se la notificó a Dinamarca en 1809 porque los daneses ayudaron a la invasión francesa. La almeriense Líjar también le declaró la guerra a Francia en 1883, por ofensas al rey Alfonso XII... Algunas de aquellas guerras duraron más de un siglo. Esta será más corta; seguramente terminará tras las elecciones europeas.
Los parlamentos regionales deberían discutir sobre responsabilidades autonómicas y dejarse de bromas. Esconderse o irse por las ramas son síntomas de inutilidad.
También te puede interesar
Editorial
Congreso del PSOE: manual de resistencia
Postdata
Rafael Padilla
Siervos voluntarios
La esquina
José Aguilar
Ni la madre que lo parió
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Misantropía digital
Lo último