Confabulario
Manuel Gregorio González
Retrocediendo
Desde la época en la que Añoveros estaba al frente de la diócesis de Cádiz hay un sector de la Iglesia gaditana muy vinculada a los movimientos sociales, comprometida con los más desfavorecidos. Monseñor Añoveros fue luego, como Obispo de Bilbao, un grano en el culo del franquismo hasta el punto de que el Jefe del Estado lo quiso expulsar de España pero la firme actitud de Pablo VI que le amenazó con la excomunión redujo la valentía de la Espada Más Limpia de Occidente. No fue casualidad que en la Bahía de Cádiz el sindicato promovido por la Iglesia, la USO, fuera mayoritario en los astilleros y en muchas otras industrias, los encierros en la Pastora o las homilías de Añoveros llamando la atención sobre las desigualdades en muchos pueblos y el "chabolismo vertical". De aquella época viene el compromiso de gente como Jesús Maeztu, Gregorio López, Alfonso Castro, Gabriel Delgado, Juan Cejudo, Pedro Castilla y el recientemente fallecido Enrique Blanco. En los años 80 el movimiento vecinal era muy poderoso en la ciudad de Cádiz, iniciado por Luis Pizarro en Loreto, Hipólito García en el Cerro, Manolo Iglesias, Antonio Girón , Pedro Sánchez, Arturo Prada en La Laguna, luego continuado por Luis Monroy, Antonio Gallardo (que ahora quiere volver a hacerse cargo de el Pópulo) y tantos otros. Enrique Blanco fue un ejemplo de dirigente vecinal, reivindicativo y negociador, hasta el punto de convencer a la Junta para la rehabilitación del Cerro cuya última fase está en marcha. En Cádiz la HOAC, la JOC, Cardjin, Tartessos, Asociación Nivel y Tierra de Todos son ejemplo del compromiso social de la Iglesia, tan ajenos al oropel, a las luchas de vicarios, canónigos, prelados, al margen de baculazos y de los espadones que ahora mandan en la diócesis.
Contrasta el compromiso social de todos estos cristianos con los capillitas a los que les preocupa si se usa manigueta, si el paso de mueve a un ritmo o a otro, si salen 100 o mil penitentes, si los cirios son tiniebla o las túnicas ruán. Todas las tonterías que mueven a los cofrades que solo les interesan a ellos y a quienes ven en las cofradías un show con el que divertirse cada año. Nada que ver con la atención a los inmigrantes como se hace de manera desinteresada por gente como Gabriel, Jerónimo o Carlos. Enrique Blanco fue uno de ellos, desde la Asociación de Vecinos o desde el Comité de Empresa de Talleres Faro. A ninguno de ellos les preocupó jamás el pin parental, las clases de religión y tonterías por el estilo.
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