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Javier Maldonado Rosso

Champán portuense

A principios del siglo pasado se podía brindar en estas fiestas navideñas y de cambio de año con champán elaborado en El Puerto: el denominado Gran Champagne Continental, de la empresa vinatera portuense Hijos de Jiménez Varela.

En 1863, Ramón Jiménez Varela, que tenía entonces 33 años, le dio un gran impulso a los negocios familiares: compró varias viñas pequeñas del célebre pago vitícola de Balbaina (situado en el término municipal de El Puerto y reconocido como uno de los mejores del Marco del Jerez) y una bodega en la calle Victoria (después, Albareda), esquina a la de Espíritu Santo.

Fue uno de los momentos más importantes de esta destacada empresa vinatera portuense, que, además de renombrados vinos de la zona (amontillados, olorosos, y sobre todo el prestigioso Fino Jardín), elaboró años después un espumoso al estilo del champagne en sus cuevas (cavas, en catalán) de la finca el Caracol, labradas a tales efectos.

Conviene decir, para evitar confusiones, que el champán no es un tipo de vino, sino el vino espumoso que se hace desde el siglo XVII en la zona francesa de la Champagne. Su fama ha conseguido que su denominación se convierta en sinónimo de espumoso.

El Gran Champagne Continental obtuvo el aprecio de expertos y entendidos, como un buen vino espumoso al estilo del champagne y se mantuvo durante unos años en el mercado, hasta que los números lo permitieron.

Más allá de la mera curiosidad del caso, hay que saber que esta diversificación de la producción de Hijos de Jiménez Varela fue una respuesta de esta empresa portuense a la crisis en la que se encontraba sumido desde los años ochenta del siglo XIX el sector vitivinícola del Marco del Jerez, cuyos vinos habían caído en un gran descrédito en el Reino Unido (su principal mercado) a consecuencia de las prácticas fraudulentas de algunas compañías especuladoras, que empleaban vinos de muy baja calidad y alcohol de patata para el encabezado.

La caída de las exportaciones, la bajada de los precios y la reducción de los beneficios obligaron a las empresas del sector a diversificar la producción con nuevas bebidas y ampliar los mercados de consumo.

Fue así como grandes empresas exportadoras que sólo se dedicaban hasta entonces a elaborar y comercializar sus vinos tuvieron que emplearse en la producción de aguardientes y licores (anís, ron, cacao, ginebra, etc.)

Hijos de Jiménez Varela, entre otros productos, elaboró un buen vino espumoso: una iniciativa única en El Puerto de Santa María.

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