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Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Artículo a artículo (1)

CADA 6 de diciembre lo celebraré aquí por todo lo alto dedicando un artículo al artículo que toque de la Constitución hasta terminarla. Como es un día de fiesta, ya me perdonarán ustedes tanto optimismo. Optimismo propio, desde luego, porque, teniendo la Constitución 169 artículos (sin contar ni preámbulo ni disposiciones diversas), tendría yo que vivir más de un siglo y medio… ¡y empezando a contar desde hoy! Y, sobre todo, optimismo por la Carta Magna, que tendría que durar lo menos lo mismo. Esto sí que es muy deseable (aunque que yo llegue a los 204 años en disposición de sostener una columna diaria tampoco es moco de pavo). Muy deseable y fácil, además, pero será ella, ay, la pata que falle antes en este ambicioso proyecto.

Lo lamentaré. No porque yo fuese un devoto nato de nuestra Constitución, sino porque, a medida que cumple años, coge solera y razón de ser. Es lo que tienen las constituciones serias y constitutivas. Incluso una reforma constitucional, por mucho que la nuestra requiera algún remiendo, sería a peor. Quienes reclaman reformas, a rematarla vienen. "¡Ay, madrecita, que me quede como estoy", suspira la Nicolasa.

Nada más que el artículo 1, que es el que nos toca hoy, vale su peso en oro. Tiene tres puntos y cada uno merecería una columna para él solo. La primera, dórica: "España se constituye un Estado social y democrático de Derecho". Nótese: es uno, y social, y de Derecho. También es democrático, ya, pero eso no hay que notarlo. No se le cae de la boca a los que piensan que este país surge de la nada como un magma úrnico y punto… y vámonos que nos vamos a votar que nos vamos, etc. La segunda columna es jónica: "La soberanía nacional reside en el pueblo español". Nadie puede negarnos, por tanto, ni voz ni voto en nada que afecte a esa soberanía, aunque ocurra en su rinconcete (y cortadillo). El punto 3 requeriría una columna corintia: "La forma política es la Monarquía parlamentaria". Lo digo por la voluta. Y es que lo de la Monarquía está alto y claro, pero el punto 3 tiene otro punto: es parlamentaria. En nuestra política preocupa el poco peso (y perdiendo) del Parlamento por culpa de tanta consulta por ahí, de tanto plasma por acá, de tanto rollo mediático y de tantísima encuesta. Como en el Parlamento reside la soberanía nacional, se ve que todo anda revuelto.

El año que viene seguimos con el artículo 2. Y que sea por muchos artículos.

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