Viva España

Vivay superviva, como dice ahora todo el mundo, que parece que le dan pasta por usar el dichoso prefijo (súper), sin advertir apenas que en ese cauce desaparece la paga del mes. Ya, y cada vez menos, los españoles dicen aquello de “yo con mil pesetas llenaba el carro antes en el súper, y ahora”. El partido fue súper. Vaya, otra vez me abraza con su pobreza léxica el pesadísimo e inelegante prefijo. Al oído un moscardón: “Deja ya lo del súper, AZ, y al turrón.” Oquéi, de acuerdo. Un vals de Chopin, una sinfonía de Brahms, la cuarta, por ejemplo, fue el partidón que dibujó por el verde la roja..

En el furbo (versión gadita) se proclaman muchos rollos, falacias, topicazos, pseudomitos. Tontera, como escribía el novelista-marino Berenguer. For example, la simpleza esa del infierno turco. ¿Nunca desaparecerán esas baladas absurdas, Señor? El infierno turco se hace gloria bendita, delicioso prado de Berceo en las botas finísimas de Pedri, que nunca hace nada mal, y, encima, con España mete goles. O en las de Merino, un jugador que me encantó desde su primera aparición en la Real Sociedad. Muchas veces me he preguntado, qué hace ese monstruo en un equipo de segunda fila, ¿qué ojeadores ciegos tienen Madrid y Barcelona?. Y Arteta lo prefirió a Zubimendi, que metiéndose entre los centrales también escribió una partitura envidiable, de tul asimismo. ¿Cómo puede escaparse uno de los mejores centristas del balompié mundial a Londres/Norte? Muy sencillo, porque Arteta se apercibió de que era una joya y se lo llevó al equipo del cañón. Si un arsenal penetra dentro de un infierno (turco) aquello explota sin remisión. Trío golero y trabajo a destajo en el centrocampo. Es un jugadorazo sin límites. Como Pedri, pero de otra forma, el fútbol tiene muchas caras de entenderlo. En nada yerran ambos. Balones dorados de aquí a na. El fútbol tiene muchas caras. Uno ayer una santabárbara y el otro un manto de seda. Y el resto debe servir de inspiración en todas las escuelas de lo de la pelota. Proyecciones para los futuros futbolistas de cómo para el heredero de Iríbar (ayer muy poco), de cómo defiende-ataca el jovencito central del Madrid, fichajazo, de cómo se mueve uno en el centro, tocando hasta la eternidad, pasando la bola como un ángel metiendo más goles que en su equipo (Pedri), o rompiendo líneas, de manera que puede tanto defender como embutir tres goles (Merino) a los del infernillo, el otro. Entre ambos cinco. Ah, y el arte, ayer a cuentagotas, del Paula del balón, el chaval que prefirió España a Marruecos. No es lo mismo, ¿verdad? Ganó la Copa de Europa con un zurdazo imponente y ganará y ganaremos el mundial con él o gracias a él. Incluso sin él. No duden. ¿Quién juega más que España? ¿Qué selección metería un 0-6 a Turquía en su campo? Y con los jugadores que tiene Turquía. Porterazo, players regados por Europa… Honor, pues, al seleccionador desconocido.

Y mi Cádiz, ¿qué hizo ayer mi Cai? Irse a dormir la siesta a la arena de la Caleta. Una hora o más de grandes cabreos. Nadie hacía nada bien. E incluso íbamos ganando 0-1 sin haber chutado a puerta… Pero luego, unos niños, unos chinorris, sustantivo que se ha perdido en el habla gaditana, nos meten tres, en tanto la pareja de centrales bailan un rigodón sin fin. Y los dos africanos, desnortados. Hasta que Garitanogaditano se ajustó el cinto y soltó al césped a un Taba que, o es un genio o lo ha bendecido la Santísima Trinidad, porque el de Georgia, la patria del sanguinario tito Pepe (Stalin), sale ante el Albacete unos minutillos y marca el dos de la victoria, dos que son tres. En San Sebastián otra vez surge casi al final y mete dos golazos. Uno con la diestra y otro con la siniestra. Para enmarcar. Si en media hora, más o menos, consigue tres chicharitos en este flojito Cádiz, este tío es un monstruo de la Naturaleza. Y si llega a clavar la espuela bien en el tercero que no llegó a ser, al otro día ya está Deco en el Novelty ofreciendo diez quilos, como está ocurriendo con ese subrepticio Eta Yong el Misterioso.