El Alambique
Rafael Morro
Lo que la verdad esconde
Verano a punto de irse; carencias que no: playas llenas y un servicio de autobuses urbanos que ha dado mucho que hablar. Y no solo de horarios: también de puertas atascadas, aire acondicionado en huelga permanente, retrasos imposibles, rampas inútiles y conductores que hacen malabarismos para mantener la dignidad del viaje.
Aquí un ejemplo, Valdelagrana y Costa Oeste duplican su población estival y el último bus de la playa sale a las 22:30. ¡Con lo bien que se está a esa hora! Pues que cada cual se las apañe: taxis imposibles o el “cochecito de San Fernando”, que más bien podrían rebautizarlo como “el cochecito del Puerto”, un trecho a pie y el resto andando. En San Fernando sí alargan horarios; aquí, en cambio, seguimos con el transporte público a ritmo de toque de queda.
Pregunté en la concesionaria por líneas nocturnas. Me contestaron que ya habían probado sin éxito ‘pilotos’. Sería en martes de levante y con paradas secretas, porque no se enteró ni el Tato. Resultado: piloto…pero sin avión. Otro despegue fallido en esta ciudad que rueda su propia versión de Aterriza como puedas, pero sin Leslie Nielsen.
No hace falta cruzar fronteras: en Chiclana, Rota, Cádiz y San Fernando los buses nocturnos funcionan. Aquí seguimos a ritmo de toque de queda. No es ciencia de cohetes: es organizarse y ponerle ganas.
Eso sí, cuando se trata de Puerto Sherry, buses hay, claro, pero parece que funcionan con pulsera de discoteca en lugar de billete urbano.
Y la oposición, tan amiga del vídeo reivindicativo, ganaría puntos si cambiara el plató por un asiento de bus: reportaje al estilo callejeros desde la línea 3, rampa incluida. Menos cabreo de pantalla y más propuestas que lleguen, al menos, a la última parada.
Cambiar el lema y cambiar las formas: sobran eslóganes surrealistas en el lateral (“para moverte más y mejor“) y hacen falta autobuses que pasen. Si El Puerto quiere presumir de gran ciudad, que empiece por no hacer el ridiculo con su transporte; que quien vuelva de noche llegue sin aventuras y que el chaval de Vistahermosa no tenga que convertir el regreso en una proeza. Más buses nocturnos no son lujo: son sentido común. Que el próximo verano nos pille con billetes en la mano y no con excusas en la marquesina.
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