Tito Valencia
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No entiendo de Broncano, de Pablo Motos, ni de flamenco; ese es otro. A mí lo que me ha gustado siempre es el rock en todas sus vertientes, y el jazz, el blues, la clásica, el soul. Vamos, que yo siempre he escuchado todo tipo de música. Flamenco he escuchado algo, quizás poco. Normalmente, los discos de flamenco que más me han gustado son los que resultaron ser menos flamencos. Haciendo una pequeña lista, tengo "La leyenda del tiempo", de Camarón de la Isla, el "Omega" de Enrique Morente y Lagartija Nick, el de Arcángel con las niñas búlgaras que no saben hablar -sí cantar- en español, el de Paco de Lucía que usted ya sabe, los de Triana y, puestos a transgredir, algunos temas de Derby Motoreta´s Burrito Kachimba. Y ahora, por último, "Gea", de Tito Lara.
(Emplazamiento publicitario: busque "Gea", de Tito Lara Oficial, en Spotify. Una vez lo encuentre, lo descarga y lo añade a favoritos. Entonces, empiece a escucharlo en bucle como si no hubiera un mañana. Fin del emplazamiento publicitario).
Alberto Lara nació en mi pueblo y es totalmente falso que sea maestro, hijo de maestros; que enseñe música o que haya aprendido a tocar guitarra -todo tipo de guitarra- en un Conservatorio. Alberto Lara es extraterrestre. Es digno de orgullo y admiración. Y es que cuando hablo de Alberto, mejor dicho, de Tito Lara Oficial, pienso en otro tipo de persona, concretamente en un genio, una personalidad culta, un amante de la música -todo tipo de música-, en un artista en toda su inmensidad.
El nuevo disco de Tito Lara Oficial no puede ser encasillado o considerado como flamenco. Sí, es verdad, hay ritmos y voces, cantos y cantes, artistas invitados, músicos de primer nivel que se han unido a un proyecto loco; pero hay más, mucho más: el ritmo del mar, risitas gitanas y carantoñas folkies, grupos de carnaval y acordes medievales cosidos con mimo y dulzura a soleás y bulerías, temas mágicos e insultantes que si los cantaran Alejandro Sanz o Pasión Vega llevarían a Tito Lara Oficial a la primera línea de compositores de este país.
Mestizaje, se llama. Pero es algo más. "Gea" es un disco culto, enraizado en mil tierras de distintos colores, donde una miríada de guitarras diferentes embrujan y enamoran, gimen y cantan al lado de flautas, clarinetes, plumas y cinceles. Hay decenas de miles de horas ahí dentro, en ese maletón: de estudio, de composición, de lectura, de audición, de viaje, de ensayo, de grabación. De vida. Y pasta, un tubo de pasta gansa. Grabar un disco así, mezclarlo, darle esta vitola, este nivel de calidad, cuesta dinero, mucho, más del que gana normalmente un maestro, hijo de maestros. Salvo que sea un tío ahorrador, salvo que haya puesto su patrimonio en peligro.
El problema de este disco es que es tan arriesgado que requiere del sitio adecuado para poder ser tocado en directo, un teatro precioso e intimista, como mínimo. No vale cualquier tablao. Por lo que para garantizar que Tito Lara Oficial siga maravillándonos con sus discos de no-flamenco, sólo podemos hacer una cosa: vuelva usted al Emplazamiento publicitario y haga lo indicado. No hace falta que me dé las gracias. Déselas mejor a Tito. El último genio de la Isla.
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