El asunto o tema, como dice el Varilla, es que el sexo manda más que un presidente de gobierno, que un papa, que un rey…El sexo femenino, hoy, fetichismos aparte, se divide en coprolalias, exhibicionismo, travestismos, sadismo, masoquismo, fetichismo, antropofagias y todo eso, dentro de lo que denominan con sus derechos legales, personas lesbianas, gais, transexuales, bisexuales o intersexuales.

Nace una canción, casposa, prosaica, criticada, mediocre y el presidente del gobierno de España la defiende: "Es electrónica, ochentera y provocadora. El feminismo es justo, divertido y al final está hablando de cosas que compartimos una amplia mayoría de hombres y mujeres: igualdad. A mí me gusta", dijo. En el diccionario de la Real, zorra, en su acepción 7, se lee: f. despect. malson. prostituta. Así, en seco y cortante.

En el Gran libro de los insultos, de Pancracio Celdrán Gomariz se aclara que "zorra, zorrón". Mujer de mala vida y reputación, despreciable y ruín; ramera, hembra pública que vive de comerciar con su cuerpo. Vicente Espinel, en los primeros lustros del siglo XVII, utiliza así el término: "Es oficio corriente por toda España, y en las poblaciones tienen correspondencia y avisos de las zorras comadres para chupar la sangre a los corderos inocentes".

Espinel, el inventor y perfeccionador de la décima o Espinela, tan de pregoneros actuales. Indudablemente, debo citar a Cervantes, donde tanto Don Quijote como Sancho se manifiestan en contra de toda expresión pornográfica. El Hidalgo dice que "de las cosas obscenas y torpes los pensamientos se han de apartar cuanto más los ojos". Y, en la ínsula Barataria, se lee: Y Sancho en la ínsula, revestido de la autoridad que le da el ser Gobernador, "puso gravísimas penas a los que cantasen cantares lascivos y descompuestos, ni de noche ni de día".

Un tipo de prostituta que aparece en el Quijote, la más famosa de todas, es Maritornes, la moza asturiana a la que Cervantes describe irónicamente, no precisamente como un dechado de perfecciones, así: "Servía en la venta una moza asturiana, ancha de cara, llena de cogote, de nariz roma del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas: no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera". Cervantes, irónicamente, describe a la hija de la ventera y a la moza asturiana "semidoncellas", adelantándose tres siglos al decir esto, como ya observó acertadamente Rodríguez Marín a Marcel Prévost, autor de una novela, nada ejemplar por cierto, titulada Les demivierges, las medias vírgenes…

Cervantes adelantado una vez más, casi hasta estos días nuestros, se va a unir, temporalmente a la Eurovisión 2024. En unos versos de La mujer pública, atribuidos a Espronceda (cito por Cela, Diccionario Secreto), leemos: Y yo os digo, por más que os cause enojo,/que son tan necesarios los zorrones/ cómo es la luz del sol a nuestros ojos,/el pan al cuerpo, el aire a los pulmones… Pero las respeto, y como todos, todas, todes, van a vivir San Valentín…A ver estas Zorras en qué lugar quedan.

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