¿De quién es el mobiliario urbano?

¿Por qué tienen los perros ese derecho de ensuciar el mobiliario urbano e incluso la propiedad privada ajena?

Las ciudades están obligadas a embellecerse cada vez más. Los gobiernos municipales dedican parte de sus presupuestos a hacer las ciudades más agradables, no solo para atraer visitantes, que también, sino para que sus ciudadanos se sientan más cercanos a su ciudad, que se encuentren con una imagen más amable cuando pasen por sus calles. Tienen que adaptarse a la estética del modo de vida de esas ciudades. Y no digamos cuando estamos en plena fiestas navideñas ahora que los distintos ayuntamientos han entrado en una alocada competición para ver quien se lleva el récord de haber gastado más dinero público en embellecer la ciudad. Que no niego que se tengan que adornar las calles en estas fiestas, no, porque siempre he vivido estas fiestas antes entrañables y ahora más comercial, pero esta locura de competición entre municipios se está escapando de las manos.

Pero me quiero referir al mobiliario urbano y al cambio que ha experimentado nuestras calles con los nuevos maceteros. Cambios necesarios que han cambiado la imagen de esta parte principal de la ciudad. Era obligado cambiar las anteriores que guardaban ya un estado de deterioro lamentable.

Alrededor de doscientos mil euros han costado los nuevos maceteros, dinero que no se olvide salen de nuestros impuestos, de todos, no de algunos. Y es que me comentaba un amigo que los que estarán más contentos serán los perros por el cambio de urinarios públicos que les han puesto. Y tiene toda la razón. Fíjense ustedes como estaban las bases de los anteriores maceteros y como están las bases de las papeleras. Lamentable suciedad con chorreos del pipí y de ese no sé qué se lleva en las botellas. ¿Por qué tienen los perros ese derecho de ensuciar el mobiliario urbano e incluso la propiedad privada ajena? Pasaba hace unos días por delante de un comercio que estaba cerrado y comprobaba como un perro que tenía amarrado a su cadena a su dueño miccionaba en el escalón de ese comercio, luego el dueño, que estaba amarrado al perro, vació parte de su botellita en el escalón y punto final. Ya el dueño del comercio cuando abriera sus puestas limpiaría el mencionado escalón. ¿Es esto un derecho adquirido de los animales? O es una demostración de incivismo animal.

Pongamos el ejemplo de una persona mayor, prostática, que no pueda aguantar más sin miccionar en la calle y se pone a hacerlo en una esquina a escondida. ¿Se figuran lo que pasaría? Pues bronca y multa pública de escándalo.

Creo que estamos perdiendo un poco el razonamiento. No estoy en contra del derecho de los animales, en absoluto, Pero estamos llegando a una situación en las que los perros tienen más derechos que las personas. Y los perros tienen sus derechos, pero derechos de los animales no derechos humanos. Si vemos a una persona dormir en la calle con frio o agua pasamos por su lado y a lo mucho decimos pobrecito. Si vemos a un gato o perro llamamos a la responsable municipal de turno. ¿Tiene esto lógica? Tenemos que ser un poco racional, verdad.

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