Más que dos

10 de agosto 2025 - 08:11

Un poema de Benedetti, transformado más tarde en canción, expresa: "Si te quiero es porque sos, mi amor, mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos." De eso tratará este artículo, a mi medio siglo de casada. De cómo llegar a ser mucho más que dos.

Para ser “más que dos” es preciso desde el principio no imponer. No atar. Mantener respeto por la opinión del cónyuge y tratar de que cada uno pueda entender los porqués del otro.

Para llegar a ser “más que dos” es imprescindible conseguir en el hogar el respeto a los espacios comunes. Esos lugares donde la familia comparte mientras desayuna o cena, y cada uno cuenta, ríe o llora con la tranquilidad de ser escuchado. Sin un móvil “ocupa” sobre la mesa.

Para conseguir ese “más que dos” no puede faltar la intimidad. Conservar los espacios individuales en donde quién quiera coser, cosa. Quién prefiera leer, lea, arregle las plantas, escuche música o si desea silencio, que nada le turbe. Tratar de localizar esos pequeños tiempos semanales para poder desarrollar lo que cada uno necesite.

Ser más que dos, implica disfrutar juntos de los familiares y amigos. El matrimonio no puede convertirse en algo claustrofóbico, en donde desaparezcan las viejas amistades o se imposibilite la aparición de otras nuevas. Ser capaz de ver lo bueno en los demás nos ayudará a destilar un poco de felicidad en esta época donde prevalece la incomunicación y la soledad de tantos a pesar de tanto satélite y tantísima información.

Para llegar a ser mucho más que dos, tal vez sea preciso mirar a quien elegiste de compañero con cierta complicidad. Buscar momentos en donde poder hablar hasta de lo no importante. Hablar. Dos. Aprender a escuchar. Guardar los secretos que te confiese, entender sus temores y revelarle los propios.

Puede ocurrir que el paseo por la calle, codo a codo, sea silencioso y solo necesitemos tenernos cerca. Y si lo vamos consiguiendo, tras cincuenta años juntos, mirar al Cielo agradeciendo la suerte de tener una misma fe, una misma esperanza y unos mismos objetivos.

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