El Alambique
Alejandro Barragán
El barco y Netanyahu
Si pasamos por delante de la Plaza del Rey de San Fernando nos sorprende ver unos andamios rodeados de montones de sal. La sal siempre fue santo y seña de nuestra ciudad, hablar en la provincia de la sal era hablar de La Isla. Se podría hablar en pasado y recordar 'cuando La Isla fue una gran salina'.
Pero el recuerdo de la sal en nuestra ciudad solo está en la memoria de sus ciudadanos mayores, en la memoria histórica que recuerda lo que fue y que ya nunca volverá a ser. La sal, las salinas, ha perdido su sitio en San Fernando y no hay nada en la ciudad que recuerde la importante factoría natural e industrial que era, una gran parte del sustento económico de la ciudad. Una ciudad acostumbrada a borrar cualquier vestigio de su historia.
Por eso sorprende ver el centro de la ciudad adornado con montones de sal. ¿Qué se pretende recordar? El Pabellón temporal del Festival de Arquitectura Urbana, que organizado por el Ministerio de la Vivienda, se celebra en La Isla y que se denomina La Sal, ha diseñado este pabellón que contemplamos delante de nuestro ayuntamiento.
Hace unos años que el equipo de gobierno municipal, del mismo color que el actual, reflexionaba sobre la necesidad de darle atención a las salinas y esteros y firmaba un protocolo, del que nada más se ha sabido, con “Ctaqua” para gestionar esta parte importantísima de nuestro término municipal. Era un importante proyecto que trataba de reinventar una industria que, como digo, fue santo y seña de nuestra ciudad.
En este protocolo además se trataba de potenciar el desarrollo de actividades turísticas, deportivas, culturales y gastronómicas. Este proyecto contaba con el apoyo de la Universidad y le otorgaba un plus de I+D+I. que garantizaba la investigación de nuevos campos de la fauna marina. Yo denominaba un artículo sobre este importante asunto como La Resiliencia del Parque Natural.
Nada más se ha sabido de este proyecto, de este estudio, que ha quedado en el olvido. No hay manera que se le preste atención a nuestro Parque Natural, que se le saque todo el beneficio para una ciudad que no vive precisamente de la industria ni del turismo. La parte Este de la ciudad necesita algo más que polémicas entre administraciones, algo más que colocar puñados de sal en una plaza convertida en escaparate por unos días. El Este de la ciudad necesita que algún día salga el sol por sus dominios.
Y después, cuando termine este simposio ¿Qué quedará de las salinas? Pues nada. Necesitamos algo que perdure, que recuerde la importancia de las salinas en la ciudad. Hay otras ciudades de nuestro entorno con menor importancia en esta desaparecida industria que han montado su museo. ¿Por qué San Fernando es incapaz de mantener el recuerdo de nuestra historia? Ahora que llega otro 24 de septiembre nos preguntamos ¿Qué tenemos para recordar que somos la ciudad del Parlamentarismo? Algo o mucho falla. Por cierto ¿Qué queda del proyecto de la vía cultural?
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