Ilegales en la sombra

Ah, la playa de El Puerto. Ese santuario donde uno llega buscando paz, salitre y un poco de sombra… hasta que aparece el de siempre: el vecino de arena, que planta su sombrilla a 20 cm de la tuya sin el menor rubor. Y tú, ahí, mirando de reojo cómo su toalla roza la tuya como primos lejanos reconciliándose, rezando para que no haya traído altavoz ni paquete de tabaco… o peor aún, la cachimba.

No es por rencor, pero ¿qué necesidad hay de pegarse? Aquí sobra playa, pero falta distancia… y un poquito de “por favor”. Echo de menos aquel “metro y medio” pos‑Covid: siempre pensé que la playa era el único lugar donde cabíamos todos.

Y yo me pregunto: ¿cómo es que en un país que legisla hasta la curvatura de los toldos no existe una norma para la distancia mínima entre sombrillas? Si nuestros planes urbanísticos duermen en cajones desde 1992, ¿tan difícil es trazar fronteras playeras?

Propongo una ley urgente de Reordenación del Territorio. Sencilla pero firme: la sombra de tu sombrilla delimita tu solar. Si mi sombra te cubre el gemelo, estás invadiendo. Punto. “Échate payá” y no me plantes tu nevera portátil como quien levanta un chalé en suelo rústico.

Para zanjar toda duda, instauraría un perímetro proindiviso de chanclas: un cordón ligero que diga “hasta aquí llega mi parcela”. Nada agresivo, pero disuasorio. Cobremos un IBI playero, aunque el arenal esté sin consolidar. Y si quieres cruzar, rellena el formulario: licencia de uso recreativo de sombra… o una sencilla declaración responsable. Tranquilo, que Urbanismo sigue atascado como siempre.

¿Y las terrazas? Otro microcosmos sin norma. Paseas por El Puerto y lo que era acera ahora es un territorio hostil de mesas y sillas. Al final, ni en la arena ni en las avenidas puedes dar un paso sin invadir espacio, sombra… o conversación ajena.

Quizá sea hora de registrar cada grano en un catastro playero, crear una “Agencia Tributaria del Bocata de Tortilla” y, ¿por qué no?, inaugurar una Concejalía de Territorios Toalliles —¡mucho más espacio para contratar asesores! Si somos Gran Ciudad y la playa es inmensa, nunca faltará arena… ni “sal-arios” para repartir.

Y aun así, alguno seguirá clavando su sombrilla encima de la tuya.

Disfruten de su sombra… si logran encontrar un hueco para ella.