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Continúan los máximos
Comenzó la carrera hacia el Mundial del próximo año y ese arranque no pudo ser mejor para España. Fue un soliloquio en el Vasil Levski que acabó con el sabor de que la goleada pudo ser de época. De siempre se calificó una gran goleada como una goleada a la búlgara. Y es que en el historial de nuestra selección ocupa el liderato de goleadas aquel 13-1 en Chamartín de mayo de 1933 con seis goles de un futbolista del Coruña, entonces en Segunda División. Era Chacho y nadie ha podido superar esa cifra de media docena en un partido.
Y ayer pudo acercarse el resultado a aquel de hace tantísimos años, pues desde que en el minuto cinco abrió la lata Oyarzábal las sensaciones fueron de un dominio absoluto del juego mediante unos porcentajes de posesión espectacularmente favorables para el equipo nacional. Bulgaria no era obstáculo para la goleada, pero entre palos, paradas afortunadas del portero y algo de autosuficiencia, se fue tres a cero al descanso y la impresión era que podía caer un carro de goles.
Pero todo quedó en el bombardeo y la confirmación de que el equipo sigue armado y, conserva la frescura que traía de fábrica para indicar que el camino parece diáfano. Claro que lo que no se encontrará España a menudo es un equipo como Bulgaria. Nada que ver con aquel de USA-94 con Stoichkov, Trifon Ivanov, Stelea y la compaña, Tremenda superioridad española y ahora a ver qué pasa el domingo en la Turquía más profunda.
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