Otra feria

He escuchado gente encantada con la ubicación accidental y teóricamente provisional de la Feria en el Parque. Cerca de todo, sin necesidad de usar el coche, y con un ambiente verbenero no contaminado por el infernal ruido de las atracciones, aunque no exento de la contaminación acústica. ¿Quién fue el primero que pensó, y decidió, que la música a todo volumen era la mejor forma de ambientar una tarde noche de Feria? No se sabe, pero al parecer ha tenido el consenso de todos los pueblos.

Es muy divertido observar a la gente: el grupo de cuarentones largos con camisas semi hawaianas y bermudas agarradas al vaso largo desde mediodía, moviéndose sin despegarse de la mesa alta al son de una música indeterminada, y con la vista extendida a las muchachas que pasan; el que se desgaja del grupo para dirigirse a la atractiva camarera de la caseta de al lado; ésta, con tantos tiros dados, que lo esquiva con la mejor sonrisa; la pandilla de amigas decididas a exprimir el Día de la Mujer haciendo cola en los servicios con una alegría impropia del ambiente, aunque inducida por la ingesta de líquidos con alto contenido alcohólico; la llegada posterior, ya entrando la noche, de familias dispuestas a pagar ocho euros por un tomate aliñado; el insólito espectáculo, impensable hace pocos años, de los puestos de 'donner kebab' y pizzas, que han tomado el relevo de los casi desaparecidos pinchos morunos.

La Feria en el Parque es muchas casetas, como quien dice una calle enorme con decenas de bares, y un escenario para actuaciones previsibles y otras bien pensadas. Al otro lado de la carretera que divide la ciudad entre casas y centro comercial, se oye al inmenso bramido del parque de atracciones. Resulta raro que, fuera de estos dos polos feriantes, el resto de la ciudad no viva las fiestas mayores, por esa otra extraña costumbre de instalar lo que se llama un 'ferial', como una isla ruidosa y atractiva, tan alejada de la idea que rige, por ejemplo, los carnavales o los sanfermines, sin ir más lejos. Pero no hay problema, antes de que nos demos cuenta, tenemos encima Halloween.