La esquina rota

28 de junio 2025 - 07:00

En agosto de 1975, Mario Benedetti relata en el libro 'Primavera con una esquina rota' que se encontraba en Perú y que, de forma inesperada, recibe una “invitación“ del gobierno peruano a abandonar el país. “El gobierno peruano quiere que usted se vaya”. La pregunta lógica fue si se podía saber el por qué. Pero los obedientes no lo sabían, cumplían órdenes. El capítulo va desgranado cómo trata de recoger sus cosas, cómo va pensando a dónde dirigirse, a quién debe de avisar. Con una habilidad capaz de conmover al lector, acaba siendo acompañado al aeropuerto por una ruta desconocida que le hace dudar si realmente es allí a donde le llevarán. Al llegar por fin, cuando el inspector le da sus documentos le despide con una frase que podría servir a los exiliados de cualquier espacio o tiempo de la historia de la humanidad: “Usted se va seguramente resentido con el gobierno, pero no tenga resentimiento con los peruanos” Y le estrechó la mano. Gobierno es distinto a pueblo.

He tardado en llegar a donde quería. En la diferencia, casi podría decir alejamiento, que existe entre los que gobiernan los destinos de los pueblos y el pueblo cumplidor de órdenes. Y lo sorprendente es que estos mandamases salen del pueblo. Trepan ayudados por los votos de sus crédulos habitantes. Cobran gracias a sus impuestos y se enredan en discursos que taponan nuestros oídos cuando las cámaras de las televisiones denuncian realidades desgarradoras como la de un chiquillo palestino gritándonos, mientras se lleva un puñado de arena a la boca, que lo hace porque no tienen harina para hacer el pan.

Poco después, otras noticias testifican la incapacidad de comunicación de los gobiernos y sus justificaciones para invertir en defensa en vez de detener tantas injusticias. ¿Alguna vez seremos capaces de vivir en paz? No nos vale eso de si quieres paz, prepárate para la guerra. Si quieres vivir en paz, colabora para que esta se haga realidad. Conseguir lo justo es legítimo. El cómo alcanzarlo es lo que hay que plantearse. Sea donde sea: Palestina, Ucrania, o nuestra provincia. También aquí sobra violencia.

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