En español

Porsi acaso alguien un día me obligare a escribir esta crónica en la lengua de Tirante el Blanco. Yo, al menos, opino que me salvaría, no soy empresario. En consecuencia, la rasgueo en español. O sea, el idioma de España. ¿Acaso cuando voy a Londres me preguntan en la recepción del hotel si hablo castellano o si la documentación ad hoc está escrita en castellano? Nadie. Nunca. Fui lector de español en Francia y no lector de castellano. Y menos de catalán o de vascuence. En la Arrêté de Nomination (nombramiento) no aparecía nada referente a Castilla. Bueno, pues, ya digo, escribiré esta pequeña crónica en español, pues español es a España lo que francés es a Francia o italiano es a Italia. No es difícil. Es muy sencillito.

Días de campeones europeos. Empecemos por los blancos, pues jugaron los primeros, y nos llama la atención cómo el partido de San Sebastián y el del Bernabéu se decidieran ambos por dos penaltis cada uno. Que tradujo al idioma del gol, universal, en dos chicharitos el Cristiano galo. Por cierto, me pregunto, si Embapé siguiera a la bronca con el insólito Luis Enrique, ¿cómo estaría el Real? Queremos significar que esa individual dependencia es navaja con dos filos, porque el día que se lesione, no quiera la Providencia, nunca hay que desear mal a nadie… No sé si sus goles los metería Mastuntuono o así. Pero estimo que la cosa sería muy seria para los albos. No hay otro como él en la plantilla. Ni fuera de ésta tampoco. Es único, como lo fueron Messi, Cristiano o el de El Salvador. ¿Recuerdan? Tiempos que nunca volverán, como cantaba la tanguista del Río de la Plata. Por cierto, en1536 el español Pedro de Mendoza fundó la ciudad de Santa María de Buenos Aires, situada en la costa occidental del Río de la Plata. No dicen los libros de Historia que fuera de Guadix. Simplemente, español.

Poco a poco el equipo de Javier va mejorando. Mas me hago otra pregunta: ¿tal como está jugando el Madrid le da para ganar Liga y/o Champions? El futuro se presenta dudoso. Para la consecución de trofeos hay que subir unos peldaños. ¿Posible? Sin duda. ¿Probable? No sé, no sé. Si ya hasta el mismo Javier tiene dudas… Y dudas que antes de la llegada de Embapé no existían, verbigracia, la ausencia de Vini en favor de un Rodrigo que hace días sobraba en la plantilla. Y eso, no es malo; pero tampoco saludable. Y que el rival, el otrora campeón de Europa, hoy es un bloque animoso, pa ir tirandillo por la liga vecina.

El siguiente, como en la consulta del seguro. Y es un Aleti que apenas empezó a tocar la bola, se vio asfixiado por dos “jogailla” (sermo Caleti) del potente Liverpool, team que no tiene nada que ver con el de Marsella. Doble trancazo para un Simeone al que ya no salvan sus aspavientos, ni sus broncas a lo Vini. El partido parecía condenado al dos a cero; pero el furbo (sermo el Mesón) es indescifrable y, un Llorente amante de las redes liverpolitas, enlazó dos golazos, aunque el segundo con suertecilla. Reacción amarrateguísima de Simeone, vamos, lo de siempre, patrá tor mundo. A conservar un punto. Los que vemos fútbol comprobamos cómo el Liver saca muchos juegos adelante en los minutos finales. Y que Virgil es un monstruo de cabeza. Pues, nada, Simeone no lo vio así, y a ver si pasan los minutillos que quedan y nos vamos con un puntazo. Y el puntazo se lo dio el toro inglés en la misma bragueta. Lástima. El nieto de Grosso se merecía más.

Barça cierra esto. Primer tiempo para pasarse a la dos. Los baloncestitas que tiene el Castillo Nuevo apretaron de lo lindo a un Barça que no sabía cómo tejer su juego de hilvanes precisos. English football puro. Marcajes individuales, asfixiar al rival en su parcela y… Así hasta el minuto 34, en el que el Barcelona llegó por primera vez a la portería enemiga. Y sin peligro. El cuarto de hora que restaba, poco fumables. Los ingleses cansados del 1x1 primitivo, los semicatalanes decepcionados. Impotencia. Pero esto dura hora y media más 7 minutos. Poco a poco se quitaron la camisa de fuerza y ya más sueltos, un inglés cabeceó divinamente. Gol. Al poco, el mismo se sacó un zurdazo imponente, de crack. Por una vez abrió el estupendo García la puerta. Pedri y De Yong, toma, dame, toma, pásamela. y no hubo más.