Alfonso Ussía en Antena 3
La caída sin freno de T-5
Telecinco era la reina del mambo. La cadena que ha llegado a rozar el 20% a nivel nacional tras el apagón de 2010. Era un poderío imperial desde primera hora hasta la madrugada, entre Ana Rosa, Sálvame, Pasapalabra y un prime time donde los realities se enseñoreaban, como siguen haciendo por obligación, pero con la inercia de una línea que parecía imbatible. Era la Telecinco de Camera café o Escenas de matrimonio, inventándose lo que es ahora la franja más disputada y apetecida: el access prime time. Había ganas de sorprender. La cadena de las series y a la que le lucía todo, incluso la Fórmula 1.
Como todo funcionaba, parecía que de casi todo se podía prescindir. Una sucesión de decisiones tomadas más por la soberbia y la ufanía que por la visión a largo plazo llevaron a la parrilla de Telecinco a anquilosarse. Entre Sálvame y el reality de turno tenían la tarde y la noche hechas, porque las mañanas funcionaban solas con AR. Un público numeroso y leal. Pasapalabra actuaba como ventanuco por donde entraban espectadores que el resto del día no visitaban Telecinco y ya si eso se quedaban con Piqueras. El día que Paolo Vasile decidió no pagar a ITV la fórmula de Pasapalabra estaban cegando una ventana que dejaba sin oxígeno a la cadena.
El nerviosismo de los descensos llevó a cancelar Sálvame, como presunto mal, a buscar alternativas. Telecinco no ha podido reformar un modelo eficaz y el catálogo que tenía le rinde cada vez peor. Gran Hermano, en cifras muy bajas, es la última luz roja de un avión en caída.
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