Un Cádiz binario

11 de noviembre 2025 - 03:04

Por más que Bilardo pensara que el empate a nada es el reflejo de un partido perfecto, en el que no se cometen errores, mi sensación es que el cero a cero es una anomalía en un juego cuyo último fin es marcar en la meta contraria. Un empate a cero es un tostón. Tres empates sin goles seguidos es para deprimirse. El Cádiz de Garitano es un equipo binario, obsesionado con los unos y los ceros, con la seguridad defensiva y mantener el orden. Es decir, un pelmazo. Puedo entender que haya quien apueste por sumar al dolor de la derrota, pero casi prefiero ese destino si me voy a casa con la sensación de haber buscado el triunfo hasta el final. Y eso no ha pasado últimamente. Me preocupa no sólo la falta de gol sino que las ocasiones que se generan son demasiado escasas. El domingo, con la salvedad del gol (legal, todo hay que decirlo) de Tabatadze o el cabezazo de García Pascual, poco más se pudo ver de los amarillos. El arreón inicial fue prometedor, con una defensa adelantada y hasta siete jugadores en campo rival, recuperando donde se hace daño al contrario, pero cuando pasan los minutos y se llega al ecuador del encuentro es como si Garitano diera orden de guardar la portería propia en vez de tocar un arrebato que hunda al contrario en su área. En una competición donde la victoria se premia con tres puntos empatar es perder un poquito, y en las últimas cuatro jornadas el Cádiz no para de hacerlo. Dice Garitano que le preocupa la incapacidad del equipo para generar más peligro, pero tampoco le veo dispuesto a cambiar de rumbo un partido desde el banquillo. Un poco de locura tampoco viene mal de vez en cuando, sobre todo para que el que paga una entrada no tenga la sensación de que le han timado. De momento, los únicos contentos son los quinielistas. ¿El Cádiz? Una x fija.

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