El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

El próximo miércoles se celebrará la siguiente moción de censura de Vox, que parece tener que presentar una por legislatura, aunque en esta ocasión el partido derechista no presentará a Santiago Abascal de candidato, como ya hiciera la vez anterior. La persona que encabezará la moción no es otro que el prestigioso Ramón Tamames, nonagenario alejado de la política activa desde hace más de treinta años, y antiguo militante del PCE. Que un ex comunista personalice una moción de censura planteada por Vox no hace sino reafirmar aquello de que los extremos se tocan, aunque lo cierto es que todo esto no deja de parecerme un teatrillo de comedias sin recorrido alguno. La oportunísima aparición en prensa del discurso de Tamames le dio la dosis de publicidad que precisaba el asunto. Lo cierto es que da coraje que tomen a los ciudadanos por tontos, como si no supiéramos que la filtración no podía proceder de otro lugar que del propio Vox, que ha conseguido portadas y columnas con una treta inocentona.

Decía Feijóo que no había podido leer el discurso filtrado y que prefería escucharlo en vivo, aunque Cuca Gamarra se ha adelantado a cualquier componenda informando de que el Partido Popular se abstendrá en la votación posterior. Normal, por otro lado. Este canto del cisne que hace Abascal, utilizando a una vieja gloria como Tamames, no puede llegar a buen puerto. Si lo que se pretende es cantarle las cuarenta a un gobierno paupérrimo que día a día descorazona más y más a su propio electorado, no hace falta tanta pamplina ni tanta fanfarria. Precisamente ahora que zozobra la coalición, a pique de romperse preelectoralmente, con las lideresas de IU y Podemos a la gresca por afianzar su trozo de la tarta que ha de venir, plantea Gamarra con buen tino que no era este el mejor momento para regalar una victoria parlamentaria a Pedro Sánchez.

Por si acaso, Tezanos ha salido al quite, presentando unas cuentas de la vieja que venden buenas valoraciones e intenciones de voto. Más le valía al responsable del CIS encuestar en barriadas centro derechistas para que el amañado resultado movilizara al electorado socialista durmiente. Porque falta parece que le va a hacer.

Diría que no sé por qué Ramón Tamames se presta a este circo en este momento de su vida, pero mentiría. Una persona de gran valía como él se resistirá siempre al ostracismo de la vejez, a que le llamen abuelete y a sentirse mal al adormilarse en el sofá en medio de una conversación. Cuando se ha sido una eminencia y se tiene un nivel tan superior a la triste media española, es normal el arranque de ego, regalar batallitas a diestro y siniestro, y aceptar cualquier desafío que rejuvenezca el cuerpo, que no el alma. Por eso me apena el papelón que va a hacer Tamames, al cual no conozco. Es muy probable que sepa que está siendo manipulado por Abascal y los ex-cachorros del PP de Aznar, pero le da igual. Él solo quiere su último minuto de gloria, disfrutar de la emoción de la censura. De la vida.

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