Aprendiendo a vivir

24 de agosto 2025 - 18:56

Es una realidad que, con tanto y tan rápido como cambia todo, las personas necesitamos adaptarnos a los nuevos tiempos y seguir aprendiendo a vivir. Pobre de quien no lo asuma. Poder hacerlo es un lujo y es, además, el título de una canción conmovedora de Héctor Ochoa. Probablemente escrita para los que peinamos canas. En ella se confirman frases rotundas: “que el pasado no existe”, refiriéndose a que, lo ocurrido tiempo atrás, es inamovible, inalterable, inquebrantable y cuantos sinónimos encontremos que testifiquen que no hay marcha atrás en lo ya hecho. Lo bueno o malo que hiciéramos antes, no podemos modificarlo.

Otro verso confirma “que el futuro es incierto”. ¿Será posible que las personas no hayamos cambiado nada, con lo sofisticados y novedosos que pretendemos parecer? Miremos a los figurines casi endiosados que nos muestran los medios. Citados una y otra vez ante una justicia aparentemente poco resolutiva o a otros, acusados de acciones despreciables, como prender fuego a los bosques. ¿Qué tipo de personas son? El futuro se nos tambalea. Ya lo han deshecho a tantos que viven en países alejados en donde los intereses bélicos interesan más que la vida de niños que nacieron como nuestros hijos: absolutamente desnudos y vulnerables.

Necesito agarrarme a la canción. En otro verso nos habla de “sacar del alma las amarguras y desengaños”. Sacarlos. Como si fuera una astilla clavada en la piel. No dejar crecer el rencor porque entonces nos habrá ganado la partida. Pero el sentido de la justicia y el deseo de que se cumpla con eficacia, por supuesto que sí.

Arrojemos fuera los pesimismos. ¿Cómo? Y nos da una respuesta válida: “Vivir el presente cada momento. Intensamente. Sin odios ni maldades… que nublan la razón”.

Cuando la oigo me hechiza su letra. ¡Espabila!, me grita entre líneas. Haz hoy lo que tengas previsto. Hoy, repito. Con la familia o los amigos. Comparte la tarta, entre otras razones porque así nos sabrá mejor.

Y si, por casualidad nos sobra el tiempo, sugiero proteger la naturaleza sembrando árboles. No nos será difícil encontrar lugares en nuestra ciudad faltos de verdor. Vamos a necesitarlos.

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