Manolo Morillo
La bandera como coartada
La noche del sábado 3 de diciembre de 1977, Manuel José García Caparrós, de 18 años, trabajador de la fabrica de Cervezas Victoria, durmió en la habitación de sus hermanas. Se levantó temprano el domingo. Revolvió su cuarto buscando algo que no encontró. Purificación, Dolores y Paqui bromearon sobre el asunto y se enfadó. Cogió la cazadora, se despidió de su madre y salió de casa. Llovía discretamente sobre Málaga.
Llegó pronto a la manifestación, que había sido convocada en todas las capitales andaluzas. En la cabecera, una gran pancarta blanca y verde con el lema “Andalucía por su autonomía”. La marcha transcurre en un ambiente pacífico de fiesta y reivindicación. Sin embargo, a la altura del Puente de Tetuán se parte en dos. Algunos rezagados protestan lanzando piedras a su paso por la Diputación. Su presidente se había negado a que la bandera autonómica luciera junto a la española como en el resto de provincias. Un joven utrerano escala la fachada y la coloca en lo alto del edificio.
Se producen enfrentamientos con grupos de ultraderecha que han acudido a reventar la convocatoria. Varios coches de policía irrumpen con material antidisturbios. Una mujer grita: ¡están disparando, están disparando! El cuerpo de Manuel José yace en el suelo. Una bala le ha entrado por la axila izquierda y le ha atravesado el costado derecho. Carlos Carmona, estudiante de medicina, lo recoge y se introduce con él en el Simca de un desconocido en dirección al Hospital Carlos Haya. Aunque entra con vida, los médicos confirman poco después su fallecimiento. A sus padres les informan que su hijo ha tenido un accidente de tráfico. El 5 de diciembre se realiza la autopsia. La extracción del proyectil se hace sin la presencia del forense ni del juez.
En las semanas posteriores, el juez mandó a peritar las pistolas de los 47 policías que intervinieron en los incidentes. Sobre una de ellas, perteneciente a M.P.R., escribe: “Se observa un ligera similitud entre algunas marcas. Cabe deducir que la pistola reseñada puede haber disparado la bala, pero en modo alguno se afirma que haya sido”. Se la dio de baja inmediatamente en el depósito de armamento. Su dueño fue citado a declarar, pero no compareció porque presentó un parte por enfermedad. Fue destinado fuera de Málaga, falleciendo años después de un infarto cerebral.
La madre de Manuel José murió de pena a los 45 años. El padre, en 1985, año en el que se archiva el caso sin ningún imputado. Casi cinco décadas después del crimen, sus hermanas aún no saben quién lo mató ni por qué. La semana pasada la Mesa del Congreso aprobó la desclasificación completa del expediente. El Partido Popular votó en contra.
La mañana del 4 de diciembre de 1977, Manuel José desordenó su habitación buscando algo que no encontró. Sus hermanas no recuerdan qué era. Tal vez la vida de los García Caparrós, que se escondió espantada detrás de los heraldos negros de la muerte.
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