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Música en Cádiz
Todo comentario sobre cualquier iniciativa musical en la ciudad debería estar condicionado, en primer lugar, por el agradecimiento y la crítica constructiva. No es fácil lo que hace la Coral de la UCA sobreviviendo tantos años sin perder su humildad pero sin evitar riesgos ni explorar nuevas formas de expresar toda la música que llevan dentro. En el recital de zarzuela del pasado viernes -con el añadido de ser festivo- lograron el aforo completo con un programa que podía ofrecer dudas con los dos artistas invitados procedentes de mundos musicales muy diferentes, tanto en técnica como en desarrollo: David Palomar y Jesús Bienvenido. Los colaboradores habituales de las producciones líricas de la UCA, Lucía Millán y María Ogueta, brillaron como es habitual con su calidad contrastada y feliz desempeño teatral en cada pieza que interpretaron en solitario o en los dúos correspondientes.
Pero, probablemente, lo que quizás todos los aficionados esperaban con mayor curiosidad era la actuación de David Palomar y de Jesús Bienvenido dentro de este recital de zarzuela. Y la sorpresa se tornó en un feliz acontecimiento. David Palomar supo llevar con maestría, arte y absoluta profesionalidad su presencia en las tablas con esta incursión lírica. Su romanza de 'Adiós, Granada' ( de la zarzuela 'Emigrantes') con ese magnífico acierto de llevarla hacia sus registros propios del flamenco fue uno de los grandes momentos de una noche mágica de zarzuela. Quizás era su compromiso de mayor riesgo de la noche para vencer los posibles prejuicios de un público que pudiese buscar el purismo lírico. Pero David Palomar venció y convenció en sus intervenciones con una maestría, profesionalidad y generosidad que el público le devolvió entusiasmado al finalizar el concierto.
Respecto a Jesús Bienvenido, pudo ocurrir otro tanto de lo mismo: superar posibles prejuicios por su eventual etiqueta carnavalesca. Y Bienvenido mostró sus cualidades y experiencia sobre un escenario que le es familiar pero ante un público muy diferente al que agradó destacando sus cualidades interpretativas.
La Coral UCA en su conjunto y las dos piezas interpretadas por solistas procedentes de ella (especialmente con la famosa 'Jota de las ratas') mostraron el inmenso trabajo de estudio y ensayos que hay detrás del desarrollo de este recital de zarzuela. La alegría y energía del director, Juan Manuel Pérez Madueño, que supo contagiar a la Coral y la Orquesta Álvarez Beigbeder, trascendió al resto de cantantes y llegó perfectamente al patio de butacas. El broche de oro de una noche de zarzuela diferente e integradora de las diferentes sensibilidades musicales gaditanas culminó con la que podemos denominar 'Marcha Radetzky gaditana', puesto que la marcha de la zarzuela 'Cádiz' seguida con las palmas del público es una señal de identidad en nuestra ciudad que bien merece ser mantenida en el tiempo y saberla mostrar en cuanta ocasión sea oportuna. Fue el colofón ideal para una noche en que las diferentes perspectivas y mundos musicales gaditanos supieron compartir escenario sin menoscabo de ninguno y emoción para todos.
La zarzuela sigue siendo la gran olvidada injustamente y, por eso mismo, la propuesta de la Coral de la UCA fue un acierto completo en cuanto a selección de piezas (seguramente cada espectador habría seleccionado también casi las mismas) y haber sabido entender esa pincelada popular que siempre tiene este género contando con la participación de dos figuras tan significativas del flamenco y carnaval gaditano. Solo cabe agradecer y alabar la magnífica noche de zarzuela que vivimos y que se repita pronto.
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