Cultura

Las voces flamencas de 'El café de Chinitas'

  • La cantaora sevillana Esperanza Fernández funciona como hilo conductor de la obra del Ballet Nacional de España que cuenta con el cante de Momi de Cádiz, artista fijo de la compañía, en la seguiriya

El café de Chinitas suena a tradición y a vanguardia. A ayer y ahora. A siempre. Al sonido que acaricia la tierra de las ocho canciones de Lorca. Al murmullo onírico, semirreal, de los tapices de Dalí. Suena a eternidad. Suena a un sinfín de acordes que el Ballet Nacional de España, dirigido por José Antonio, devuelve a los escenarios con la armonía sabia del pianista gaditano Chano Domínguez y con unas gargantas tan arraigadas como frescas. Las de Esperanza Fernández y Momi de Cádiz. Las voces flamencas de El café de Chinitas.

Ella, desde Sevilla. Él, desde Madrid pero con el corazón y la mente puesta en su tierra, Cádiz. Los dos agradecen. Los dos piropean la obra. Y, los dos, coinciden en "la maravilla" que supone asistir a un espectáculo donde "todo", desde "la música hasta la escenografía" está cuidado "hasta el último detalle".

"Cuando José Antonio contó conmigo para este montaje, él estaba entonces en el Ballet de Andalucía, yo me puse muy contenta por lo que significa para mí cantar las canciones de un poeta como Lorca, que siempre me ha gustado muchísimo", recuerda la trianera sobre este montaje que se estrenó en el Festival de Peralada en 2004 y que podrá verse mañana en el Gran Teatro Falla dentro del programa especial del centenario del coliseo, que también contará con la representación de El sombrero de tres picos.

Y si la cantaora actúa como "hilo conductor" de El café de Chinitas, uno de los artistas con más solera y buen hacer de la geografía gaditana, Momi de Cádiz, se encarga de uno de los momentos "más sobrios" e intensos del montaje. "Canto la seguiriya a una de las bailarinas ataviada con bata de cola", cuenta el intérprete que lleva trabajando cerca de cuatro años como cantaor fijo del Ballet Nacional de España. "De todas formas, aunque he estado por muchos escenarios de todo el mundo, se dan tres circunstancias muy especiales esta vez que me hacen estar deseando que llegue el viernes: que canto en el Teatro Falla, que voy con el Ballet Nacional y, precisamente, con El café de Chinitas que, para mí, es la obra más bonita que ha puesto en escena esta compañía", valora.

Hermosa. Sí. Pero grandiosa y complicada. "Evidentemente escuché a la Argentinita -la cantaora Encarnación Sánchez fue quien originalmente interpretó las canciones de Lorca- pero Argentinita sólo hubo una, yo he huido de hacer copias", reivindica la sevillana que impregna con su "estilo personal" cada pieza. "Intenté hacerlo mío". Jerónimo Raposo, Momi, también da buena cuenta del "impresionante" trabajo de Esperanza Fernández y del "elenco tan importante" que rodea a este café de Chinitas de José Antonio.

De esta forma, ambos cantaores reconocen la labor de Chano Domínguez y del propio José Antonio como "esencial" para que el espectáculo "triunfara hace ya cinco años" y "siga triunfando hoy día", coinciden.

"Lo de Chano y lo de José Antonio es mucho. Ambos son grandes. Son grandes artistas, pero a la vez son sencillos y campechanos. Se trabaja muy bien con ellos. Chano es el mejor pianista en su género y José Antonio, qué te puedo decir, antes de ser mi jefe era mi amigo y, para mí, junto con el bailarín sevillano Miguel Ángel Espino, son las personas más importantes que me ha dado mi carrera profesional", se sincera Momi, que lleva más de veinticinco años de carretera y cante.

Las palabras de la artista invitada en el espectáculo no distan mucho de las del cantaor. A José Antonio sólo le caen halagos en los que destaca "la gran talla personal y profesional" del coreógrafo y bailarín. Por otro lado, "ese punto jazzístico flamenco de Chano le aporta muchísimo a la obra. Él consigue siempre cosas nuevas, que te llegue y que te sientas identificada", alaba al músico gaditano con el que tiene "una anécdota muy graciosa". Y es que el pianista cogió el tono de la cantaora a través del teléfono. "No me acuerdo el porqué, pero no pudimos quedar. Y él desde Barcelona me llamó. Yo le cantaba y él, con el piano, iba ajustando. Fue una situación muy simpática", ríe.

Otro punto de confluencia de opiniones de los artistas es el "increíble valor" de la escenografía y del vestuario. "No es para explicarlo, es para verlo", aduce Momi. "La recreación de los tapices y escena que originalmente realizó Salvador Dalí son impresionantes", comenta la intérprete, mientras que el cantaor también quiere que fijemos la atención "en los vestidos". "Están realizados por Ivonne Blake, una verdadera artista que tiene, incluso, un Oscar", señala.

Un denominador común más. Se sienten "muy responsables" por esta actuación en Cádiz pero más le pueden "las ganas". "Yo quiero lanzar un mensaje de agradecimiento a la ciudad porque siempre me han tratado muy bien cuando vengo tanto a actuar como a impartir los cursos de mi centro en La Merced. Bueno, este año regresaré en el mes de julio, por cuarta vez consecutiva", informa Fernández que, actualmente, está preparando su participación "en la ópera La vida breve, de Manuel de Falla". Para Momi, envuelto en una agenda apretadísima con los diferentes espectáculos del Ballet Nacional, esta actuación se erige como una de las más "importantes y emocionantes". Eso sí, ambos quisieran regresar a estas tablas, las del Falla, en más ocasiones. Y los aficionados, esperemos, que los veamos.

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