Los nexos de la poesía centran el día en el Festival Iberoamericano
La iniciativa de la Fundación De Ory trajo versos y disidencia, música y la literatura de ida y vuelta entre España y Costa Rica
El recuerdo a la relación de intercambios culturales entre España y Costa Rica dio inicio ayer a la segunda jornada del Festival Iberoamericano de Poesía. Así, la cita comenzó con el homenaje Voces de Costa Rica: un encuentro que se centró, por un lado, en la reedición del título Los mejores poetas de Costa Rica -la antología que compiló hace un siglo Eduardo de Ory y publicada de nuevo hoy día a iniciativa del escritor y diplomático en la UNESCO José Antonio de Ory- y en la selección Cuentos del paraíso desconocido, un conjunto de relatos del país centroamericano publicada en la colección Calembé. Al acto acudieron, además de los respectivos editores -José Antonio de Ory y José Manuel García Gil-, la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y el ministro de Cultura de Costa Rica, Manuel Obregón.
Este mediodía, el Festival -organizado a iniciativa de la Fundación De Ory- llevará a cabo una actualización de la recopilación de voces poéticas de Costa Rica con la instalación que podrá escucharse hasta el próximo seis de abril. Árboles parlantes: Voces de Costa Rica reproducirá, en distintos árboles del parque Genovés, los versos de cinco poetas seleccionados por el Ministerio de Cultura costarricense (Julieta Dobles, Osvaldo Sauma, Ana Istarú, Mauricio Molina y David Cruz).
La jornada de ayer acogió también la presencia de los escritores cubanos Manuel Díaz Martínez y José Pérez Olivares que, de la mano de Jesús Fernández Palacios, ofrecieron un coloquio en torno a Poesía y disidencia.
Noni Benegas y Marcos Ricardo Bartanán ofrecieron, por su parte, una charla y lectura poética en torno a la poesía argentina contemporánea, que contó con la presencia del cónsul de la República Argentina en Cádiz, Agustín A. Núñez.
El compositor e intérprete Manuel Montero se encargaría de cerrar el programa con el concierto de presentación de su trabajo Solo: una actuación en la que que el artista costarricense combinó la mixtura de los sones latinos con las singularidades del flamenco. En su puesta en escena, Montero estuvo acompañado por el percusionista gaditano afincado en Sevilla Fernando Maya.
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