Cultura

"Todo el misterio y la clave de la pintura reside en aprender a ver"

  • José Manuel Aguirre expone en la Galería Benot una colección de veinte acuarelas con el centro de Cádiz como protagonista · El artista pretende fomentar el "didactismo" en el espectador

José Manuel Aguirre lleva pintando "desde siempre", en un siempre que comienza hace más de medio siglo, en 1958. Y también desde siempre, recuerda, existió en su casa afición por lo artístico. "Mis abuelos y mis tíos, todos pintaban... -comenta Aguirre-. De alguna forma, eso es más fácil: casi sin darte cuenta, se te desarrolla un cierto sentido del gusto, de la composición... Vas creando un bagaje y ya lo haces por intuición".

Desde ahí, como el propio José Manuel Aguirre señala, lo que ha hecho ha sido "ir ganando etapas": cursos en la Escuela de Artes, oposiciones a cartógrafo de la Marina, licenciatura en Bellas Artes y, sobre todo, práctica cotinua. José Manuel Aguirre inauguró el pasado jueves la muestra que, bajo su nombre, podrá contemplarse hasta el primero de noviembre en la Galería Benot. Una exposición compuesta por una veintena de acuarelas con el casco antiguo gaditano como protagonista.

"Al elegir el tema de una serie, siempre intento escogerlo cuidadosamente, y procuro realizar una interpretación del mismo que va más allá de lo literal, de la realidad pura -explica el artista-. A veces, el realismo no es más que una justiciación, porque a lo mejor a mí lo que me interesa es el contraste de la luz con el basamento o del cielo con los edificios y las geometrías que tengo ante mí".

Como desarrolla en su nota de presentación Fernando Pérez Mulet, la pintura de Aguirre demuestra un apego al clasicismo en el orden geométrico de sus composiciones. Un gusto por la armonía formal que, sin embargo, termina subordinándose a la fuerza del color.

"Muchas veces les pedimos a los pintores que intenten plasmar la identificación de un edificio -prosigue José Manuel Aguirre-. Pero tendríamos que procurar ser un poco más didácticos con nosotros mismos".

Es ese didactismo -o autodidactismo- el que José Manuel Aguirre nos invita a practicar en la contemplación de sus acuarelas. En sus trabajos, Aguirre deja en blanco, dibujados con lápiz, los elementos que considera quedan fuera del foco principal de la imagen.

"La zona en blanco -explica el autor- delimita siempre una línea real y subraya lo que es importante de la escena. De esta forma, se hace más énfasis en el color de fondo y en la mezcla del realismo con la abstracción. Como un director de orquesta, el pintor ha de dirigir la composición. Lo que hago con las 'ausencias' no es más subrayar la abstracción".

Cádiz es, para Aguirre, "como Venecia o Florencia", uno de esos escenarios que se prestan a hacer un cuadro con un mínimo detalle. En una ciudad tan fotogénica, tan reproducible, la divisa ha sido no caer en "hacer postales": "Si, por ejemplo, cuando estaba pintando me llamaba la atención el basamento de San Antonio, pues hacía un estudio de las sombras con el color... -comenta José Manuel Aguirre-. Al pintar, estamos interpretando. Tal vez yo vea azules y violetas que otros no perciben, pero están allí y me sirven para incidir en la sensación que quiero transmitir. Por ejemplo, en el cuadro de la Alameda, cuando pongo la farola a lápiz, juego con la ventaja de que es un elemento que todo el mundo va a reconocer... Y lo que quiero que vean detrás de todo eso es la mancha de color, de factura más complicada. Si quitaras la farola y te centraras solamente en la mancha, sería una abstracción total..."

Eso es, precisamente, lo que Aguirre pretende en su trabajo: llamar la atención, mediante el contraste, sobre las cosas por las que pasamos sin darnos cuenta. "Para mí, en aprender a ver residen todas las claves y el misterio de la pintura", indica.

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