Jo Nesbø: “En Estados Unidos la violencia se percibe como una solución”

Negro sobre negro

El noruego publica ‘Minnesota’, su primera novela ambientada en EEUU, donde aborda las tensiones raciales tras el asesinato de George Floyd y la llegada de Trump

Día del Libro 2025: seis recomendaciones de novelas negras

Jo  Nesbø, en una imagen promocional.
Jo Nesbø, en una imagen promocional.

Tras más de tres décadas de carrera, Jo Nesbø ha publicado recientemente Minnesota, su novela número 23 para adultos y la primera ambientada en Estados Unidos. Su protagonista es Bob Oz, un policía con tantas sombras como humor. Hablamos esta semana con el autor noruego, el padre del gran Harry Hole, de una obra que se sitúa justo tras las revueltas raciales por la muerte de George Floyd a manos de la Policía y la primera llegada a la Casa Blanca de Donald Trump.

Pregunta.—Bob Oz es un nuevo protagonista policial en su obra. Es joven, impulsivo, un tanto autodestructivo, pero también más optimista que otros personajes suyos. ¿Fue una decisión consciente crear esta voz distinta?

Respuesta.—Sí. Siempre es un reto empezar con un nuevo protagonista. Las primeras páginas son cruciales para que el lector conozca al personaje. En el cine suele haber una presentación en la que te convence de que es “el bueno”. Aquí intenté lo contrario: hacer que el lector, al principio, casi odie a Bob Oz. Y luego introducir un elemento redentor. En su caso, el humor y la capacidad de reírse de sí mismo. Es un borracho, un Casanova de una sola noche, y es un misterio para sus compañeros cómo puede seducir a las mujeres. Pero, por alguna razón, la gente está conectando con él. A mí me gusta Bob Oz. Parece que a los lectores también.

P.—Esta es su primera novela ambientada en EEUU. ¿Por qué eligió Minnesota?

R.—Tengo conexiones familiares con Estados Unidos. Mis abuelos vivieron en Nueva York y yo pasé mucho tiempo allí de joven. Además, Minnesota es el estado con más inmigración escandinava, especialmente noruega. Cuando fui a Minneapolis al principio de mi carrera, me sorprendió cómo habían mantenido tradiciones noruegas que en Noruega ya se habían perdido. Fue como viajar atrás 30 o 40 años. Siempre quise escribir sobre ese entorno y esas comunidades cerradas.

P.—En el libro se menciona la muerte de George Floyd y el clima social que siguió. ¿Fue algo presente durante la escritura?

R.—No fue el punto de partida, pero era imposible ignorarlo. Cuando estuve en Minneapolis investigando para la novela, la ciudad estaba trastocada: las protestas, la tensión racial, también la COVID. Todo eso había hecho que la ciudad se cuestionara su propia identidad. No podía dejar ese contexto fuera.

P.—La violencia atraviesa la novela, tanto en la sociedad estadounidense como dentro del protagonista. ¿Fue intencionado ese paralelismo?

R.—Sí. La violencia forma parte de la historia y la cultura de Estados Unidos. Allí la violencia se percibe muchas veces como una solución a los problemas, algo que no ocurre en países europeos o en Canadá, por ejemplo. Quería explorar esa diferencia, esa presencia constante de la violencia que es parte del paisaje norteamericano.

P.—El título de su obra parece aludir tanto a un lugar como a un estado mental. ¿Qué significa para usted?

R.—Para mí evoca mi infancia. En mi familia, Estados Unidos era el sueño: libertad, oportunidades, algo más grande y mejor. Pero al crecer también descubrí la otra cara: la violencia, la dureza de esos espacios abiertos. El título reúne esos dos mundos: la nostalgia luminosa y la sombra que la acompaña.

P.—La novela aborda también la cultura de las armas. ¿Buscaba hacer una crítica?

R.—Mi intención suele ser descriptiva más que normativa. Muestro personajes que sienten que las armas les dan seguridad, pero también la realidad de las muertes accidentales y la facilidad para conseguirlas. Es difícil no criticar la situación cuando ves las cifras, pero intento que la novela no sea un panfleto político.

P.—La historia transcurre en 2016, año de la llegada de Donald Trump. ¿Por qué ese momento?

R.—Porque fue un punto de inflexión. La idea de Estados Unidos como modelo de democracia empezó a tambalearse. Hoy no sabemos muy bien en qué se está convirtiendo ese país. Esa incertidumbre, impensable hace diez años, era importante para el libro.

P.—Uno de los personajes es taxidermista. ¿Por qué eligió este oficio?

R.—Mientras viajaba por Minnesota descubrí la taxidermia dura, artistas que utilizan animales preservados en escenas casi teatrales. Entrar en esos lugares es como entrar en una iglesia: hay solemnidad, respeto y algo inquietante. Me pareció simbólico y poderoso para incorporarlo en la novela.

P.—¿La novela se suma al auge del true crime que vivimos?

R.—Creo que más que haber más delitos, los medios ponen más foco en ellos. Y ahora la preocupación no está solo en los criminales anónimos de la calle, sino en los que están arriba, en las elites. Eso también forma parte de la novela.

P.—Bob Oz es un personaje con mucho potencial. ¿Volveremos a verlo?

R.—No estaba previsto. Minnesota es un libro independiente. Pero me ha gustado esta “pieza de escoria” que es Bob Oz. No tengo planes, pero nunca se sabe.

stats