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Cultura

El flamenco traspasa fronteras

  • Un grupo de chicos americanos, de entre 15 y 18 años, que están en Cádiz aprendiendo español, reciben como actividad extra unas clases de iniciación al flamenco en el centro municipal de La Merced

El flamenco traspasa fronteras. Bien es sabido por todos la afición, cada vez mayor, que los japoneses muestran por el flamenco, una de las señas de identidad más clara de nuestra cultura. Sin embargo, no son sólo los residentes en el continente asiático los que muestran interés por conocer el arte del flamenco. Su fuerza y su pasión hacen de él algo diferente, que llama la atención de todo aquel que pise nuestra ciudad.

Personas de todos los continentes y también de todas las edades. Y es que Cádiz se ha convertido en el escenario perfecto para que un grupo de chicos americanos, que se encuentran en nuestro país aprendiendo español, reciban clases de flamenco. El objetivo de Abbey Road, la organización académica norteamericana por la que han venido a España, es que este grupo, además de aprender nuestro idioma, tengan la oportunidad de sumergirse en la cultura española.

Los chicos, cuyas edades comprenden entre 15 y 18 años y que provienen de distintos puntos de EEUU, nunca antes habían tenido contacto con el flamenco. Ellos pensaban que era algo parecido a la salsa o el merengue, y cuando descubrieron de lo que en realidad se trataba, se llevaron una gran sorpresa. "Cuando los chicos llegaron a Cádiz, fuimos a ver un espectáculo de flamenco y se quedaron muy sorprendidos. Algunos reían cuando el cantaor soltaba un quejio y otros estaban muy serios mirando fijamente cada movimiento de la bailaora", afirma Cristina Reina, su profesora de flamenco.

El grupo de americanos ya ha empezado con sus clases de flamenco, tanto teóricas como práctica, en el centro municipal de arte flamenco de La Merced, clases que se prolongarán hasta finales del mes de julio, fecha prevista para que regresen a América.

Con un clavel rojo en la oreja y con muchas ganas, el grupo, de mayoría femenina, se muestra muy ilusionado con esta oportunidad. En un español chapurreao reconocieron que, a pesar de ser muy difícil, el flamenco les gustaba mucho. "Es muy complicado mover todos los dedos de las manos, y también mover manos y pies al mismo tiempo" reconoce una de las chicas. "El flamenco es muy diferente a lo que vemos en EEUU. Me sorprende mucho la emoción de la cara tanto de los que cantan como de los que bailan y también me gusta mucho el ritmo de las palmas, es muy distinto a todo lo que había oído antes" asevera una de sus compañeras.

Cristina Reina, la profesora de flamenco del grupo, asegura estar muy contenta con la actitud de los chicos. "Estas clases son voluntarias y ellos vienen porque realmente quieren conocer nuestra cultura. Es una actividad extra al curso de español que están realizando y le están poniendo muchas ganas. Les ilusiona mucho aprender algo característico de nuestra tierra y que sea aquí donde lo aprendan, en Cádiz" confiesa.

A finales de mes, el grupo americano volverá a casa y todos están dispuestos a mostrar a familiares y amigos todo lo que han aprendido aquí. Esperamos que las clases den su fruto y tengamos unos buenos embajadores del flamenco al otro lado del charco. Aún no sabemos con qué nivel de español se marcharán, pero hay una palabra que no paran de repetir en sus clases y que seguro no se les olvida: ¡Olé!.

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