Eun-Me-Ahn | Coreógrafa

“Los colores aportan una energía diferente y por eso los uso mucho”

  • La artista surcoreana abre hoy el festival Cádiz en Danza en el Falla con la obra ‘Let me Change Your Name’

Una escena de 'Let me Change Your Name', la obra de esta noche en el Falla.

Una escena de 'Let me Change Your Name', la obra de esta noche en el Falla.

Comienza Cádiz en Danza. El festival cumple 18 años y lo hace con sus bases de siempre, esa apuesta por los nuevos lenguajes y el empeño, siempre logrado, de hacer de la ciudad un escenario ideal para la danza. Calles y plazas acogen espectáculos igual que las principales salas de Cádiz. La inauguración será en el Falla, a las nueve de la noche, con la compañía de la coreógrafa coreana Eun-Me-Ahn, que pondrá en escena su espectáculo Let me Change Your Name (Déjame cambiar tu nombre).

–¿Qué encontrará el público en ‘Let me Change Your Name’?

–Esta pieza es sobre la vida. Cómo interactuamos unos con otros, cómo encajamos en el grupo, cómo podemos afirmar nuestra personalidad, cómo repetimos las mismas cosas todos los días, cómo luchamos, pero también cómo podemos encontrar la libertad.

–¿Qué papel juega el color en su trabajo, en el vestuario, en el escenario...?

–El color es muy importante para mí. Y en realidad es gracias al color como conocí con la danza. Cuando era niña, de 5 o 6 años, estaba jugando en las calles de mi ciudad natal cuando vi a un grupo de personas con trajes extraños y muy coloridos. Me enamoré de estos colores, así que fui a preguntarles: ¿Qué es esto? Qué estáis haciendo? Me dijeron: bailar. No lo sabía en ese momento pero eran bailarines tradicionales. Así que corrí a casa y le dije a mi mamá: ¡Mamá, quiero ser bailarina! Empecé a estudiar danza unos años después, pero aquella escena nunca me abandonó.

En Corea, el clima y la luz solar son muy diferentes a los de Europa, por lo que no tenemos miedo de los colores brillantes. También en la tradición coreana y el chamanismo, los colores tienen un fuerte poder simbólico. Por ejemplo, si miras los templos, puedes ver que están decorados con colores casi neón. Los colores aportan una energía diferente y por eso que los uso mucho. En nuestras sociedades, y especialmente en Europa, cuando miras a tu alrededor, es sobre todo oscuro, gris, y afecta la mentalidad de las personas. En mi opinión, por el contrario, necesitamos cosas brillantes y coloridas. Además de los aspectos simbólicos, aporta un nuevo poder y permite a la mente ver las cosas de manera diferente.

–Clasicismo y vanguardia: ¿son términos opuestos o complementarios en la danza contemporánea?

–Cuando era más joven, no me gustaba mucho mi país. Un día, decidí dejar Corea para mudarme a Nueva York. Allí, tuve la oportunidad de conocer a tantas personas diferentes procedentes de tantos lugares diferentes, ver tantas cosas y enfrentarme a tantas formas de arte. Fue una experiencia muy rica. Mientras estaba allí, comencé a ver la cultura coreana de una manera diferente y me di cuenta de que necesitaba volver para conectarme con mis raíces. Porque la cultura coreana es genial, porque es parte de lo que soy y porque pude ver cómo podría desarrollar un nuevo idioma con estos antecedentes. Para saber a dónde quieres ir, necesitas saber de dónde vienes. La vanguardia se define necesariamente en comparación con lo que ya existe, por lo que diría que son complementarios.

–¿Qué importancia tuvo Pina Bausch en su carrera artística?

–No diría que ella tuvo un impacto directo en la forma en que creo mis piezas o en mi lenguaje, ¡pero está claro que Pina influyó en todos! Ella introdujo una revolución en la danza y transmitió un mensaje muy importante: “Puedes hacer lo que quieras”. Tuve la oportunidad de conocerla cuando llegó a Seúl en el año 2000, por primera vez en 25 años. Nos hicimos muy buenas amigas de inmediato y mantuvimos esta amistad hasta que falleció. Éramos muy diferentes, con personajes bastante opuestos, y esta es probablemente la razón por la que desarrollamos una relación tan agradable. Creo que amaba mi locura y mi energía ininterrumpida, pero sobre todo compartíamos la misma preocupación y el amor por las personas.

–Copa del mundo 2002: ¿Cómo se prepara un espectáculo de danza para un estadio lleno de gente que espera para ver un partido de fútbol?

–Coreografié la ceremonia para el primer partido que tuvo lugar en el nuevo estadio de Daegu. Era la primera vez que la Copa del Mundo llegaba a Asia, y la idea era dar la bienvenida. Trabajé con los 45 bailarines de la compañía de la ciudad e invité a algunas escuelas de gimnasia a participar. Hice algo muy colorido, ligero y, lo que es más importante, muy dinámico, con muchos cambios. Como dices, la gente que va a ver un partido de fútbol no se preocupa realmente por el baile. Tienes que captar su atención con alegría y energía.

–El Festival Cádiz en Danza cumple 18 años: ¿Qué importancia cree que tiene un festival joven pero tan intenso?

–¡Dieciocho años no es tan joven! Para un festival estar ahí después de tantos años significa que logró encontrar, desarrollar y crear nuevas audiencias para convertirse en parte de la vida cultural de la ciudad, gracias a un hermoso programa año tras año. Estoy muy feliz de estar aquí y ser parte de esto. Se trata de compartir, y es emocionante poder traer un poco de la cultura coreana a Cádiz y descubrir también la cultura andaluza.

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