El colombiano Diego Pombo retrata "la revolución que se hizo bailando"
El Castillo de Santa Catalina acogió ayer la inauguración de 'Bolívar enamorado' con pinturas del artista que fue autor de uno de los carteles del Festival, como también se pudo contemplar en la muestra 'El FIT en Cartel'
"Yo soñé una nación y sólo tuve tu vientre, Manuelita. Yo soñé un país libre del tamaño de un mundo y sólo me llevo recuerdos de carnes morenas, el milagro de nuestros ojos en la noche que miran el brillo de los astros. Yo que era carne, ahora soy mármol (...) Yo, Simón Bolívar, les digo: éramos el milagro, la tierra hornada y nueva". Un hermoso prólogo, de José Zuleta, para las pinturas de Diego Pombo. Una hermosa ensoñación para otra ensoñación. La de El Libertador. La de la patria de colores, las cimas volcánicas, las palmeras largas, altas, hasta el cielo, la del idioma de los pájaros, la caricia de los ríos, de los cuerpos ofrecidos como fruta. La de "la revolución que se hizo bailando", como explica Pombo. Así es Bolívar enamorado, hermoso, como las palabras que anteceden el catálogo de una exposición que ayer se inauguró en el Castillo de Santa Catalina con la presencia de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, el director del FIT, José Bablé y representantes del encuentro de pensadores Círculo de Copán.
Lienzos llenos de vida y de simbolismo. LLenos de amor. "El amor es el motor del universo", recalca su autor. Lienzos, grandes, enormes (y alguno de medio formato), donde se nos regala "otro Bolívar". El "excelso bailarín", el amante, "fue el gran amante latino", afirma el pintor, con muchísima pasión, que cuenta "cómo era tradición que los padres llevaran a sus hijas vírgenes al Libertador cuando pasaba por los pueblos para tener descendencia de él". Nada menos que 36 compañeras oficiales se le conocieron en su vida.
Y Manuelita. Manuela Sáenz, "la libertadora del libertador", como se la conoce, presente en la mayoría de los cuadros. Ahora bailando con Bolívar (en Bolero), ahora sensual ofreciendo sus pechos al Libertador, arrodillado, en actitud de adoración (en Bésame mucho). Manuelita la revolucionaria, cuyas cenizas ahora descansan con la de su compañero de vida y lucha. "Me he inspirado mucho en la correspondencia que se cruzaban", reconoce Pombo que no se olvida de la negra Berenice, la primera amante del gran revolucionario latinoamericano a la muerte de su esposa Teresa. Berenice que aparece retratada en Anoche soñé contigo. Tampoco se olvida de otras tantas mujeres que pasaron por la cama de el hombre de América, mujeres de todas las pieles que se atisban en Serenata con saxo o la sensual Serenata a la patriota desconocida, donde la figura femenina desnuda nos da la espalda tumbada mientras que escucha a Bolívar que emerge de las aguas tocando la trompeta.
"La música era también muy importante para Bolívar. Es más, antes de entrar en un pueblo enviaba a un emisario con una estafeta donde avisaba a los músicos del lugar que iba a llegar pues se hacía fiesta antes y después de la batalla". Hechos que el pintor ilustra en obras como Currulao en Mulaló o La bande de Guerra. El colombiano, además, participa este año en el FIT con su grupo teatral Barco Ebrio que presenteará en el Baluarte el montaje Orgía, durante los días 25 y 26 de octubre. "Un espectáculo con el mismo sarcasmo y los mismos tintes políticos que esta exposición. Pero realizado con mucho humor", asegura.
Y es que muchos lazos unen a Pombo con el FIT. Así, el artista fue el autor del cartel del Festival en el año 1991. Un cartel que también se puede contemplar en la fortificación gaditana como parte de la exposición El FIT en Cartel, que reúne los originales y los programas del festival en sus 25 años de existencia. Una verdadera máquina del tiempo donde se reúnen los nombres de artistas españoles e iberoamericanos como Toni Carbonell, Úrculo, José Luis Tirado, Ajubel, Víctor Iglesias, Javier Leal, Rafael Canogar, Ciuco Gutiérrez, José Tamayo, Alberto Icuza y Coni Robinson, entre otros.
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